De nuevo el polen,
esperma de planta flotante
disperso
molesto polvillo en ojos de alergia
y de nuevo, la primavera
sus mantos azules de cielo abierto
y niños, y niñas
que corren, que saltan, que juegan
indiferentes al odio de los mayores.
La primavera parece alegría:
reconocer los tiempos de abundancia
y la luz que se abre paso
entre pequeñas hojas de morera
para tocar la carne y calentar la piel
cansada del frío del invierno
que da paso al procurar procrear
de jóvenes de sangre ardiente
yonkis de deseo, de sexo, de caricias
que comienzan a odiar como mayores.
Y de nuevo el odio, en primavera
de la mano del misil y la paja en el ojo ajeno
¡la viga en el propio!
Y odio siempre
odio, odio, odio
muerte sin diálogo
silbante muerte de estruendo y metralla
muerte, muerte, muerte
en primavera
primavera inconsciente al odio del humano
o a los oídos que no escuchan
y hacen de su mazo la palabra
de sus pensamientos sangre
sangre, sangre, sangre
de niñas y niños que corren, que saltan, que mueren
sangre de jóvenes deseosos de sexo, de caricias, de corta vida
arrebatada por el fósforo
arrebatados por las bombas:
Huele a carne quemada cuando llega la primavera.