Otro fugaz sujeto: yo

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Este sujeto al que ahora observo y reconozco en mi mismo, nació en 1978, en una ciudad de provincias de nombre Puertollano, al sur de Ciudad Real, España. Nació a los siete meses de gestación, algo precipitado, como otro espécimen humano más de entre los cuatro mil y cinco mil millones que en ese instante ya existían en la tierra. Inmediatamente después de su nacimiento, miles de seres como él hicieron lo mismo y otros tantos, dejaron de ser hijos de Eros para estrechar la mano de Tánatos. El nombre que decidieron para él fue David, nombre común de la tradición judío-cristiana cuyo significado es 'amado', como la mayoría de los productos del instinto de supervivencia de su especie. Necesario para la perpetuidad de ésta, como todos, se dispuso a emprender su cometido a trompicones: ir contra-natura y no dejar más rastro que el ego. De ese instante hasta el momento no hay mucho que reseñar. Lo que trascienda puede que se lea, o no, en esta página. Lo que no, marchará de esta tierra y ser nada acompañada de gusanos.

jueves, 24 de diciembre de 2009

(Marzo de 2003)








De nuevo el polen,
esperma de planta flotante
disperso
molesto polvillo en ojos de alergia
y de nuevo, la primavera
sus mantos azules de cielo abierto
y niños, y niñas
que corren, que saltan, que juegan
indiferentes al odio de los mayores.


La primavera parece alegría:
reconocer los tiempos de abundancia
y la luz que se abre paso
entre pequeñas hojas de morera
para tocar la carne y calentar la piel
cansada del frío del invierno
que da paso al procurar procrear
de jóvenes de sangre ardiente
yonkis de deseo, de sexo, de caricias
que comienzan a odiar como mayores.


Y de nuevo el odio, en primavera
de la mano del misil y la paja en el ojo ajeno
¡la viga en el propio!
Y odio siempre
odio, odio, odio
muerte sin diálogo
silbante muerte de estruendo y metralla
muerte, muerte, muerte
en primavera
primavera inconsciente al odio del humano
o a los oídos que no escuchan
y hacen de su mazo la palabra
de sus pensamientos sangre
sangre, sangre, sangre
de niñas y niños que corren, que saltan, que mueren
sangre de jóvenes deseosos de sexo, de caricias, de corta vida
arrebatada por el fósforo
arrebatados por las bombas:


Huele a carne quemada cuando llega la primavera.