Otro fugaz sujeto: yo

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Este sujeto al que ahora observo y reconozco en mi mismo, nació en 1978, en una ciudad de provincias de nombre Puertollano, al sur de Ciudad Real, España. Nació a los siete meses de gestación, algo precipitado, como otro espécimen humano más de entre los cuatro mil y cinco mil millones que en ese instante ya existían en la tierra. Inmediatamente después de su nacimiento, miles de seres como él hicieron lo mismo y otros tantos, dejaron de ser hijos de Eros para estrechar la mano de Tánatos. El nombre que decidieron para él fue David, nombre común de la tradición judío-cristiana cuyo significado es 'amado', como la mayoría de los productos del instinto de supervivencia de su especie. Necesario para la perpetuidad de ésta, como todos, se dispuso a emprender su cometido a trompicones: ir contra-natura y no dejar más rastro que el ego. De ese instante hasta el momento no hay mucho que reseñar. Lo que trascienda puede que se lea, o no, en esta página. Lo que no, marchará de esta tierra y ser nada acompañada de gusanos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Diciembre es Siempre Extraño


La lluvia cae sin parar y escurre allá fuera
su cuerpo cristalino en un torrente
de arrumacos de asfalto y chapoteo errante.

Murmulla calle abajo transitando el misterio
de las aceras nocturnas de un diciembre extraño,
como son todos los diciembres,
Y en su adiós continuo, el suicido de las gotas
que cantó Cortazar, estremece el sentido
de cualquier cuerpo estable.

y como siempre, me dices en diciembre
que cambie las camisas de armario,
y yo siempre protesto, diciembre es siempre extraño.

Las paredes son blancas, cubiertas de puntos sombreados,
dado el efecto de los focos del techo sobre el gotelé.
Y ya no sé cual fue el primer recuerdo
que retuvieron mis ojos de ese lugar,
ni el instante se presencia para darme esa imagen.
Sólo, con mi eco y mi sombra en las paredes,
y el silencio, la única compañía que prevalece.

Ella marchó ha hacer la compra,
-No saber quise de nombre. Nunca quise saber nada.-
Y la lluvia cayendo sin parar, escurre allá fuera
su cuerpo cristalino en un torrente
de arrumacos de asfalto y chapoteo errante.

Murmulla calle abajo transitando el misterio
de las calles nocturnas de un diciembre extraño,
como son todos los diciembres,
Y en su adiós continuo, el suicido de las gotas
que cantó Cortazar, estremece el sentido
de cualquier cuerpo estable,
y como siempre, me dices en diciembre
que cambie las camisas de armario,
y yo siempre protesto, diciembre es siempre extraño