
Es de bronce,
muñeca metálica que baila
al compás de los focos
disuelve y corre tras la música
un juego purpúreo y verdoso:
siempre gana y hay silencio,
todo más allá del horizonte quema.
Es de bronce y bajo a tierra,
sobre techumbres desprendidas ella mira
y lo comprende todo
y la habitación se engrandece
y sus ojos corren, me pisotean.
Nunca unos tacones fueron tan bonitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario