Las instituciones y organizaciones como son los partidos políticos pueden cambiar de forma repentina o de manera gradual en el tiempo. Los resultados del cambio gradual pueden ser fruto tanto de la conducta humana como por patrones y cuestiones contextuales. Estos cambios los podemos clasificar como internos o externos. Los que se producen dentro de las instituciones suelen causarse en épocas de relativa estabilidad aunque también pueden darse tras sucesos traumáticos. Los partidos políticos, consecuentemente, no sólo surgen y desaparecen, sino que también evolucionan y cambian.
Las corrientes de pensamiento politológico más relevantes que afrontan el cambio interno de las organizaciones (como los partidos) e instituciones son las siguientes:
Institucionalismo sociológico: considera una amplia gama de
instituciones, centrando la atención en los convenios
colectivos y acuerdos o pautas informales que regulan la conducta humana. Los institucionalistas sociológicos sostienen que los individuos que forman parte de los partidos, organizaciones o instituciones tienden a reproducir
la misma lógica interna preexistente. Cuando surgen nuevas formas de organización, estas suelen ser
"isomórficas" (es decir, similares o compatibles) con las
organizaciones ya existentes. Este enfoque es una poderosa herramienta para explicar la continuidad, los
mecanismos de perpetuación de las organizaciones e instituciones. No obstante, en el institucionalismo sociológico
se ofrecen pocas pistas sobre las posibles fuentes de cambio. Según éste, Cambio = nuevos actores que son los que se las arreglan para
inquietar a las prácticas dominantes.
Institucionalismo de la Elección Racional: Los
racionalistas han reconocido la importancia de la comprensión del cambio en los partidos políticos a través de la búsqueda de
equilibrio. Segun este enfoque, un partido político
promueve el auto-cumplimiento de las normas y espera que el comportamiento de cada jugador, de los actores que intervienen, tengan
una mejor respuesta respecto a las expectativas de la institución u organización. La conclusión ineludible es que los cambios deben tener un origen externo, a causa de algún "trauma" ya que en tiempos de "bonanza" se busca el equilibrio que genera una tendencia al statu quo por parte de los miembros del partido para asegurar su propia posición. Es tras el "trauma" externo cuando algunos de ellos se apartan de la linea oficial buscando una mejora de su posición en la arquitectura de la organización o partido. Por lo tanto es difícil de
conceptualizar y teorizar los procesos graduales de cambio puramente interno. El
análisis destaca que ofrecen efectos indirectos de retroalimentación que amplían o reducen el
conjunto de situaciones en las que una entidad exige auto-cumplimiento de sus normas o surgimiento de "insurgentes".
Los Institucionalistas Históricos: se centran en la -dependencia de la trayectoria-( Path Dependence), por
ejemplo, en torno a explicar la persistencia de determinados
patrones institucionales o resultados a lo largo del
tiempo. Este enfoque ve las instituciones y organizaciones partidistas, ante todo, como legados políticos de luchas
históricas concretas y argumentan que las coyunturas
críticas abren oportunidades para alterar la
trayectoria del desarrollo del partido.
Analizando dichas perspectivas podemos llegar a varias conclusiones. Las cadenas causales de cambios internos son una forma de explicar el cambio en los partidos políticos unido a factores y
-agentes de cambio- (cuando hablo de agentes de cambio suelo referirme a individuos que buscan el cambio en los partidos) que participan de él. La trayectoria de las organizaciones así como el grado de cumplimiento de sus patrones, suelen ser los aspectos que explican la
estabilidad de las instituciones, siendo los cambios externos o ambientales los
tradicionales para describir el cambio.
No obstante, la estabilidad puede ser un factor de cambio en cuanto que dicha estabilidad se fundamenta en compromisos
y pactos entre los actores y miembros una organización que pueden
modificar su geometría y con ello imprimir dinamismo al partido político. Desde
dicha perspectiva, cambio y estabilidad serían elementos que se darían a la par
y que explicarían las variaciones internas paulatinas. La estabilidad en el seno de los partidos y a la vez, el cambio de éstos son
fruto de la disputa por la distribución de recursos y el poder en las organizaciones. La aplicación y cumplimiento de las normas institucionales están entrelazadas con los intereses divergentes que disputarán
sobre cuestiones de interpretación, aplicación de las normas y la ambigüedad
que pueda haber en ellas y que pueden tener profundas consecuencias para la
asignación de recursos y oportunidades tanto para quienes ostentan el poder como para quienes lo pretenden.
En el artículo Mahoney y Thelen que cito al final de esta entrada se articula el proceso
de cambio de una institución como puede ser un partido político, con una serie de patrones que explican el cambio institucional tanto
abrupto como gradual: Desplazamiento, Estratificación, Deriva y Conversión. Aquí dejo una interpretación practicamente literal de lo que se menciona en dicho artículo.
Los patrones que explican el cambio
institucional (Modos de cambio institucional):
Desplazamiento: está presente cuando
las reglas existentes se sustituyen por otras totalmente nuevas. Este tipo de cambio
puede ser abrupto. La descomposición rápida y repentina de los partidos políticos y su
sustitución por otros nuevos suele ir acompañado de revoluciones o hechos traumáticos como crisis económicas o corrupción entre otras. No obstante, también puede ser lento
si los nuevos partidos desplazan gradualmente a los ya existentes.
Estratificación: se produce cuando la
nueva normativa de una institución u organización se une, solapa y sustituye a la ya existente, cambiando así la forma, el
comportamiento y las reglas originales de la estructura del partido o institución. Los procesos de
estratificación suelen tener lugar cuando los "retadores" que pretender sustituir la dirección de las organizaciones carecen
de la capacidad para cambiar realmente las reglas originales (como en el
desplazamiento, en el que éstos derivan a la creación de una institución o partido como alternativa explícita). En su lugar, en la estratificación, los insurgentes trabajan dentro del sistema existente mediante la
adición de nuevas reglas y normativas.
Deriva: se produce cuando
las reglas siguen siendo formalmente las mismas, pero se cambia su impacto como
resultado de cambios en las condiciones externas. Un ejemplo: Cambios en los distritos electorales establecidos en muchas democracias pueden
conducir a problemas de mala distribución, los resultados de las elecciones distorsionan así el aumento de la representación de algunos grupos sobre otros. Por lo tanto, la norma o regla es la misma pero su aplicación y resultados han variado.
Conversión: se produce cuando
las reglas siguen siendo formalmente las mismas, pero se interpretan y se
promulgan en nuevas formas. Los actores miembros de la organización son capaces de explotar las ambigüedades normativas inherentes
en formas que les permiten redirigir hacia funciones más favorables para sus objetivos: controlar los recursos y desplazar a los dirigentes para alcanzar el poder en la organización.
Estas formas de cambio se corresponderían
con la visión del -Institucionalismo Histórico- y escenifican una situación de
bagaje temporal en los que una institución cambia a lo largo de
periodos más o menos largos. No obstante, el enfoque de la -Elección Racional-
está también presente en este artículo ya que los autores pretenden explicar el
cambio a través del papel de los actores intervinientes, los miembros de las organizaciones que buscan la sustitución o cambio de la dirección de las organizaciones que Mahoney y Thelen definen en sus
diferentes formas de la siguiente manera:
Insurrectos, Simbiontes (Parásitos o Mutualistas), Subversivos u Oportunistas.
Simbiontes: Tienen dos variedades, parásitos y mutualistas- y en ambos casos se centran en prosperar en los partidos ya existentes aprovechando su estructura. En la variedad de parásitos, estos individuos explotan una institución para el beneficio privado, incluso a medida que dependen de la existencia y la eficacia general del partido político o institución para lograr beneficios. Por lo tanto, se basan en la preservación de la institución o partido y sus normas. Los parásitos llevan a cabo acciones que contradicen el "espíritu" o el propósito de la institución, por lo tanto, la socavan a largo plazo. Los parásitos pueden prosperar en entornos donde las expectativas de conformismo institucional son altas, pero la capacidad real para hacer cumplir esas expectativas es limitada. De hecho, los parásitos no persistirán si las instituciones en las que medran son capaces de mantener y reforzar su normativa para hacer frente a deficiencias en el cumplimiento formal de sus normas internas. Como resultado, los parásitos se asocian especialmente al cambio institucional de tipo deriva. Por el contrario, los mutualistas paradógicamente violan las normas establecidas para apoyarlas y sostenerlas respecto a aquellos que pretenden cambiarlas, en contraste con los parásitos, que se aprovechan de las normas para garantizar su posición. Los mutualistas no están asociados con el cambio institucional, de hecho, normalmente contribuyen al statu quo de los partidos.
Subversivos: Trabajan dentro del partido o institución para desplazar y cambiar gradualmente las normas que ayudarán a cambiar la geometria de poder y el reparto de recursos. No tratan de desplazar la institución, sino que la consecución de su objetivo, acceder a los recursos, sin romper las reglas de la institución, ocultan el alcance de sus objetivos al intentar cambiar la normativa siguiendo las expectativas y trabajando dentro del sistema contra el sistema.
Oportunistas: son actores que tienen preferencias ambiguas acerca de la continuidad y el statu quo de los partidos, instituciones y sus normas. Ellos no trabajan activamente para preservar las instituciones. Debido a que oponerse al statu quo institucional es costoso, no tratan de cambiar las reglas.
Insurrectos, Simbiontes (Parásitos o Mutualistas), Subversivos u Oportunistas.
Insurrectos buscan
conscientemente eliminar las instituciones o partidos existentes o sus reglas, y lo hacen
de forma activa y visible mediante la movilización en contra de ellos.
Simbiontes: Tienen dos variedades, parásitos y mutualistas- y en ambos casos se centran en prosperar en los partidos ya existentes aprovechando su estructura. En la variedad de parásitos, estos individuos explotan una institución para el beneficio privado, incluso a medida que dependen de la existencia y la eficacia general del partido político o institución para lograr beneficios. Por lo tanto, se basan en la preservación de la institución o partido y sus normas. Los parásitos llevan a cabo acciones que contradicen el "espíritu" o el propósito de la institución, por lo tanto, la socavan a largo plazo. Los parásitos pueden prosperar en entornos donde las expectativas de conformismo institucional son altas, pero la capacidad real para hacer cumplir esas expectativas es limitada. De hecho, los parásitos no persistirán si las instituciones en las que medran son capaces de mantener y reforzar su normativa para hacer frente a deficiencias en el cumplimiento formal de sus normas internas. Como resultado, los parásitos se asocian especialmente al cambio institucional de tipo deriva. Por el contrario, los mutualistas paradógicamente violan las normas establecidas para apoyarlas y sostenerlas respecto a aquellos que pretenden cambiarlas, en contraste con los parásitos, que se aprovechan de las normas para garantizar su posición. Los mutualistas no están asociados con el cambio institucional, de hecho, normalmente contribuyen al statu quo de los partidos.
Subversivos: Trabajan dentro del partido o institución para desplazar y cambiar gradualmente las normas que ayudarán a cambiar la geometria de poder y el reparto de recursos. No tratan de desplazar la institución, sino que la consecución de su objetivo, acceder a los recursos, sin romper las reglas de la institución, ocultan el alcance de sus objetivos al intentar cambiar la normativa siguiendo las expectativas y trabajando dentro del sistema contra el sistema.
Oportunistas: son actores que tienen preferencias ambiguas acerca de la continuidad y el statu quo de los partidos, instituciones y sus normas. Ellos no trabajan activamente para preservar las instituciones. Debido a que oponerse al statu quo institucional es costoso, no tratan de cambiar las reglas.
Si analizamos otro de los artículos reseñados al final de esta entrada, el de Avner
y Laitin, también se centran en los cambios endógenos y
graduales como forma de estudiar el cambio institucional y de las organizaciones como los partidos políticos desde un nuevo enfoque
que vaya más allá del tradicional cambio abrupto y convulso y para ello, el contexto histórico y el bagaje institucional son
importantes. despliegan una explicación focalizada en la -Teoría de Juegos- y
como los actores interactúan bien para preservar la estabilidad de las
instituciones y sus normas, bien para fomentar cambios que les sean favorables
en la administración-distribución de los recursos y los equilibrios de poder.
Estas formas de actuar se dan en unos contextos en los que los actores aplican su conocimiento o desconocimiento de las normas en las dinámicas de juego mediante parámetros sociales. Este enfoque del cambio de las normas de los partidos o instituciones implica un perfeccionamiento institucional en el que la introducción o la manipulación de los elementos y normas institucionales varía la conducta en respuesta a los posibles fracasos en los que entrarían en juego las posiciones de los actores vencedores y perdedores en la disputa por la distribución de los recursos.
El cumplimiento de las reglas de la institución es lo asegura su estabilidad y su equilibrio. Cuando el cambio se da en momentos estables suele ser por cuestiones internas y variaciones paulatinas, sostenidas en el tiempo, que afectan a las creencias de los actores y modifican evolutivamente la institución-organización. El tercer artículo que analizo, de Olsen, desde la perspectiva del -Nuevo Institucionalismo Sociológico-, explica como en el contexto de reproducción de los roles institucionales en un marco social determinado puede producirse el cambio institucional. Para Olsen, la dinámica de cambio gradual institucional se formula en términos de orden y cambio mediante un equilibrio entre ambos. Olsen, no focaliza tanto su atención en el papel de los actores del cambio como en los dos artículos anteriores. Para Olsen, las instituciones tienen vida propia que incluso las hace independientes de los acontecimientos exógenos. Para Olsen el cambio es algo normal en las instituciones que responden a los problemas mediante aprendizaje y adaptación. Se supone que las instituciones son elementos de orden que dan pautas previsibles a la vida política, y a causa de esto, muchas veces los cambios externos son superiores a los internos, por lo tanto, explicar el cambio exclusivamente en parámetros históricos es ineficiente.
Olsen ve a las instituciones o partidos como organismos sociales que evolucionan con el tiempo. Aunque esta perspectiva es compartida parcialmente por los artículos anteriormente analizados, Olsen se centra en cómo es dicha adaptación social más que en los actores internos al cambio. El cambio vendría dado por una mezcla de diseño de estrategias premeditado y respuesta adaptativa al medio. A la hora de la redistribución interna de recursos, la autoridad y el poder pueden cambiar el impacto de los cambios que se dan en la institución.
No obstante, la conducta se rige por códigos de comportamiento aceptados y por un sentido de las obligaciones y derechos, el rol institucional del actor, o la pertenencia a una comunidad política. Las reglas son, en cierta medida de auto-cumplimiento, porque los actores han interiorizado la creencia de que algunas acciones son apropiadas, naturales y legítimas. Esto se daría en un proceso de estabilidad. Olsen, para explicar el cambio también habla de Desinstitucionalización y Reinstitucionalización como modos de cambio, centrándose, de nuevo, en las instituciones-organizaciones como organismo autónomo más que en las implicaciones de la acción de los actores institucionales o el cambio histórico. Elementos ambientales como la imperfección de la democracia y sus reglas, la interpretación y búsqueda de soluciones a conflictos no resueltos, pueden reorientar la atención de las instituciones haciéndolas adaptables y dinámicas en, como he dicho, un equilibrio entre el orden y el cambio: “Procesos rutinarios de la aplicación de la regla, la identificación, la interpretación, la atención, búsqueda, la asignación de recursos, y la resolución de conflictos se han utilizado para explorar posibles 'ineficiencias en los procesos de cambio y cómo se puede permitir y restringir la acción humana y modificar los impulsos externos.
Bibliografia:
Greif,
A. and D.D. Laitin (2004), ‘Theories of endogenous institutional change’, American
Political Science Review 98.
Olsen
J. P. (2009) ‘Change and Continuity: An Institutional Approach to Institutions of
Democratic Government’, European Political Science Review.
Mahoney,
James/Thelen, Kathleen (2010): Introduction. In:Mahoney, James/Thelen, Kathleen
(eds.): Explaining Institutional Change: Ambiguity, Agency and Power.
Cambridge, Cambridge University Press.