Parece que todo encaja:
cada mañana me levanto a la misma hora
anunciada por el tintineo estridente de un móvil
de contrato, por supuesto, como toda persona de bien.
Preparo el café... ...yo me levanto antes,
y espero a que la luz, triste y plomiza de los amaneceres de invierno,
se desperece y comience su transito matutino
mientras, a cada sorbo, hago de mi consciencia algo reconocible.
Después tocan medicinas, vitaminas y otros condimentos,
la edad es lo que tiene:
Omeprazol y prednisona, la simvastatina la tomo de noche.
Y así coloco otra pieza.
mi cuerpo, un cuerpo más por San Miguel,
es otra figura entre sombras anónimas
retorcida en el intento
de no ser tocado, ni sentido,
ni visto, ni nombrado por los otros,
separado pero el mismo,
donde parce que todo encaja.
El trabajo espera,
¿por qué los jefes siempre parecen gilipollas?
Ésta parece una verdad absoluta,
y mientras pasan la horas
me doy cuenta que ya no me pregunto
ni intento responderme.
Y así acaba la jornada,
de vuelta casa,en la radio,
hablan de un señor corrupto
y su séquito baldío.
La gente se apresura en buscar refugio
en sus familias
sin saber que todo encaja
que no importa,
que al final,
el final de los finales siempre llega.
Cae la noche, llega el alba:
me despierto a la misma hora
que anuncia el tintineo estridente de un móvil
que anuncia el tintineo estridente de un móvil
de contrato, por supuesto, como toda persona de bien,
Parece que todo encaja.