“Cómo admitir como
deformidad
lo que no es
repetición.
Si la maldita
elección, la posibilidad,
es la sola solucion.”
Rosendo “A La Sombra De Una Mentira.”
(Preámbulo)
Cierra los ojos, no dejes que nada te aliene,
entra en catarsis, percibe el susurro de tu mente. Enciende un cigarro, dos
bocanadas, silencio, un titubeo. Siente. Se oyen los llantos de la ceniza, es
difícil percibir su calcinado mensaje. Lagrimas que suben y se diluyen en el
aire, sentimientos que se evaporan y se disuelven, miradas confundidas tras
soltar el humo. Ya no hay nada tangible.
Escucha, aun palpita el corazón del muerto, ya se percibe
el jadeo del recién nacido, que aun siendo el mismo, han dejado de ser lo que
tu eres. Olvida tu nombre que no es tuyo, olvida tus recuerdos, elige el
silencio, pues sabes que el tiempo, presente, pasado, futuro, es siempre
anochecer o amanecer o nacimiento o alegría o defunción o cansancio.... Estados
anímicos que determinan la fuerza del ser, no siendo el más poderoso el que
mejor controla sus sentimientos, sino, el que más intensamente percibe un
determinado momento y la verdad que se esconde tras la mirada del instante.
(I)
Ayer amanecí dormido,
seguí soñando todo el
día,
no con cuerpos que se
funden,
que se aman, que se
cortan,
fue un vicio el que
soñaba,
un cigarro que moría,
una sonrisa, una
flema,
una pena, una vida.
Fluye el humo, cae
ceniza,
y precipitandose para;
un cigarrillo, la
vida,
una muerte en tus
manos
y su esencia en mis
pulmones
que habla, que
siente, que huye,
pasando cerca del
corazón
saltándose la parada,
quemando la roja
carne,
dejando sólo una
espina:
cáncer de una
mentira,
soñando que amanecía.
(II)
En la sombra de una mentira,
todo es frío, como
tus ojos,
como tu cuerpo, como
tu cara,
como la escarcha de
la mañana,
fría como mi alma.
En la sombra de una
mentira
el susurro cae en el
eco del recuerdo,
en un continuo
retorno desquiciado,
malvado, agobiante,
perturbado como un
sueño soñado.
En la sombra de una
mentira
solo caen gotas de
sangre
en argumentos no
creídos
y son fragmentos,
y despierto,
me despido,
-hasta mañana-
camino hacia el
trabajo
mientras tu rostro
empequeñece
te desvaneces,
te has ido como la escarcha,
te disuelves .
te disuelves .
(III)
Los susurros
retumban en el vacío de la noche,
las miradas quedan cortadas al reflejarse en la mente,
alma que grita,
labios que callan ante el devenir de los gestos.
Silencio embriagador,
eco que inunda el cementerio del corazón,
estando sepultados tu sonrisa y mi conciencia.
Anochecer de sensaciones,
amanecer de locuras,
siendo la noche
la confidente de todas las conspiraciones
aunque tal vez,
tal vez sea mera esquizofrenia.
¡Grita,! ¡grita con más fuerza!
Meras exclamaciones,
falsas mentiras, convicciones,
mientras la espada de la susceptibilidad
ha dejado ya su marca
y mi cuello cansado,
enrojecido,
está cansado de aguantar y sentir
la frialdad del acero y la fuerza de tus golpes.
(IV)
Me lo
prometiste, sí,
con dos, tal vez con tres palabras,
no recuerdo, me dijiste:
-cuando la sombra de mis ojos
susurre lo negro
o te bese el frió sabor
de mi tacto,
será el día en que los cielos
quebrados, partidos, rotos,
te supliquen un llanto,
y las oxidas gotas
y el azufre dorado
serán sólo recuerdo,
un olvido frustrado-.
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