David Gómez Cejudo
LA GLOBALIZACIÓN Y LAS TRANSFORMACIONES DEL
ESTADO: LA UE COMO EJEMPLO
Una de las cuestiones principales en
el análisis de los cambios recientes en la política mundial se centra en la
llamada ‘Nueva Gobernanza’ y la ‘Nueva Administración Pública'. Si bien ambas dimensiones
pueden darse y se dan de forma paralela en los diferentes escenarios políticos
actuales, son dos fenómenos
que comparten elementos estructurales y sistémicos, e incluso la 'Nueva
Administración Pública'(New Management) puede considerarse una característica de la 'Nueva Gobernanza' de
suficiente entidad para estudiarla de forma autónoma. Para que podamos hablar
de 'Nueva Gobernanza' ha de haber un cambio del sistema burocrático weberiano
clásico al de 'New Management' como condición necesaria para que un estado se
adapte a la dinámica -multinivel en red- que luego explicaré.
Estos ámbitos, más que referirse a un cambio profundo de la naturaleza de los
estados se refieren a que lo que cambia son las tareas y los medios para
desempeñarlas. En este artículo, primero distinguiré ambos
fenómenos, la -Nueva Gobernanza- y el -New Management- intentando explicar ambos casos
de transformación o asunción de nuevos roles o cambio de paradigma respecto al
hecho de gobernar, los supuestos casos de cambio en la propia naturaleza del
estado y de la 'Nueva Administración Pública’, las nuevas estructuras de la política internacional y su interacción, la gobernanza multinivel y su
necesidad de un nuevo tipo de gestión y administración. Para acabar, me centraré en el caso de la UE como claro ejemplo de Nueva Gobernanza y de Estado Multinivel en Red y finalizaré tratando cuestiones referidas a la legitimidad de la UE como unidad política.
El termino gobernanza parte de una definición inicial que lo hace sinónimo a
gobierno, pero que, a partir de los años 70-80 comienza a adquirir ciertas
connotaciones explicativas que pretenden afrontar y describir los cambios que
se iban dando y consolidando en el acto de gobernar. Es en esta época, con las
tesis omnívoras de mercado y el neoliberalismo en auge, donde el estado como
centro de gobierno empieza tener síntomas de ser un sistema agotado e
insuficiente para afrontar los retos de la sociedad y del desarrollo económico
en el proceso de globalización. Además, con la intensificación de la política
internacional, surgieron multiplicidad de redes de interacción entre
administraciones y asociaciones que las estructuras burocráticas clásicas eran
incapaces de gestionar
La Nueva Gobernanza se postuló como la
superación de las relaciones anquilosadas o intervencionistas de los gobiernos
a la hora de gestionar modificándose en una nueva forma de darse las relaciones entre la
ciudadanía, el gobierno, el sector privado y
el tercer sector(como sector privado sin ánimo de lucro). Los actores
públicos y privados participan, cooperan y aplican las políticas públicas en un
sistema organizativo corporativo o de redes organizativas. “La cooperación de las autoridades del Estado con los
actores privados corporativos y la participación de organizaciones privadas en
la elaboración de políticas públicas. Los actores corporativos privados que
representan un papel en la gobernanza moderna son principalmente las grandes
firmas, los sindicatos, las asociaciones empresariales y otros tipos de
organizaciones de intereses, así como las asociaciones de bienestar público más
grandes.” (Mayntz, R (2001)). Por lo tanto actores
públicos, privados y agentes sociales colaboran y participan de la elaboración
de las políticas públicas.
Se pueden distinguir varias características distintas de
la Nueva Gobernanza: como Estado mínimo, como gobierno corporativo, como nueva
gestión pública, como "buen gobierno", como un sistema
socio-cibernético y organización de redes de gobierno.
Estas
características implican que los cambios en la estructura y forma de actuar del
Estado se basan en los recortes de
gastos como eje central. Se sustituye la propiedad por la regulación en la
intervención pública y se privatizan servicios. Se establecen políticas de
rendición de cuentas y de satisfacción de objetivos. La negociación del estado
con las entidades privadas que pasan a gestionar servicios públicos es un eje
central. Divulgación de la información, rendición de cuentas, asignación clara
de responsabilidades han de ser sus directrices. Se distingue fuertemente entre dirección política
y prestación de servicios. Se implementan los métodos de gestión privada al
sector público anteponiendo eficacia y eficiencia a otros criterios.
También
podemos distinguir tres formas o uso de la Nueva Gobernanza: sistémico, político y
administrativo. El uso sistémico es la gestión que cubre la distribución del
poder político y económico tanto interno como externo. El uso político de la
gobernanza se refiere a la legitimidad y la autoridad del gobierno para aplicar
sus políticas. El uso administrativo se refiere a la eficiencia de los
servicios públicos, su regulación y control mediante la rendición de cuentas.
Para que la Nueva Gobernanza se de
forma efectiva el poder del estado debe estar repartido socialmente sin llegar
a fragmentarse de forma ineficiente. La sociedad civil ha de tener la
suficiente fuerza, organización, libertades e igualdad que les permitan
perseguir metas privadas.
Debe haber una estructura que permita que organizaciones especializadas puedan
gestionar parte de las funciones del estado como la sanidad o la educación.
Sindicatos, asociaciones cívicas, ecológicas, de usuarios y otros agentes
sociales han de ser activos y velar por sus intereses.
Esto puede parecer a simple vista un
debilitamiento del poder del estado, pero de lo que trata la Gobernanza moderna o Nueva Gobernanza
es de fomentar las redes de cooperación de los diferentes actores, que cambie
la forma de relación y regulación del estado con las corporaciones, los agentes
privados y la ciudadanía.
La
forma de -gestión en red- que promueve la Nueva Gobernanza implica que se adopten
estrategias empresariales en la gestión de los servicios públicos. Las nuevas
tecnologías han impulsado además la idea de que la burocracia jerarquizada
empieza a ser un obstáculo para la eficiencia de los servicios públicos y que
con las nuevas tecnologías se mejoran y solventan muchos problemas de la
administración, acercándola a la ciudadanía y dinamizando los trámites. La
cooperación público-privada como medios de dirección política van ganando
importancia en la economía global y de los estados. Esta idea es la que subyace
en la noción de Nueva Gestión Pública (New Management) cuya visión de la administración es
una de las características, como he dicho al inicio, de la Nueva Gobernanza.
La
dinámica organizativa cambia radicalmente con la Nueva Gobernanza. Sin las
condiciones adecuadas sus resultados pueden ser negativos. Adquirir criterios
empresariales en la administración y gestión del sector público adelgazando la
implicación de estado o que éste no tenga una arraigada cultura de 'lo
público' puede tener consecuencias como que se prime lo económico, que los
criterios de eficiencia se conviertan en finalistas sin tener en cuenta el
carácter de servicio a la ciudadanía, fin último de todo servicio
público.
La Nueva Gobernanaza además puede caer en excesos al generalizar de forma indiscriminada
la materialización y privatización de la prestación de servicios públicos. Es incuestionable que se ha generalizado la idea de
que la administración es incapaz de ofrecer servicios de calidad en contextos
de restricción del gasto público, algo que, a causa de los procesos de
globalización e internacionalización de la economía se viene dando desde los
años 70. Si a esto unimos las reticencias de los estados a aumentar el número
de empleados públicos alegando a causas como la rigidez y agresividad de los
agentes sociales negociadores de los convenios laborales y la disminución de ingresos, mientras que se han de
procurar servicios a los ciudadanos, los estados han optado por la
privatización o externalización de éstos de forma indiscriminada y poco ponderada.
Podemos
encontrar muy diversas fórmulas mediante las cuales los estados han
intentado crear una administración más eficiente o finalmente se relacionan con
los actores privados a la hora de prestar servicios públicos a la ciudadanía.
Las más utilizadas serían la Provisión Burocrática, Contratar
-hacia afuera- o Externalización (“contracting out”), Contratos por Objetivos-(de
prestación de un servicio concreto), Franquicia, Licencia o Contratos Individuales.
No
obstante, se pueden minimizar los riesgos adoptando una serie de medidas que
nos ayuden a no radicalizar la externalización y empresarialización de los
servicios públicos. Definir unos valores e ideología organizativa y para los
cargos y gestores públicos de las administraciones públicas para que ostenten
una verdadera cultura de servicio público que consideren a los usuarios
ciudadanos y no clientes es un primer paso. Impulsar y planificar qué, cómo y
porqué se externaliza atendiendo a las especificidades de cada caso y al de las
empresas que concursen. Definir códigos deontológicos para el ejercicio de la
política y dirección pública con restricciones para aquellos que hayan sido
sancionados. Implementar las nuevas tecnologías de la información para mejorar
la gestión pública en red de forma externa, en el servicio a los usuarios, e
interna, como herramienta de control y de gestión.
Todos los argumentos anteriores
apoyan la tesis, que también se vera en el último apartado, de que no
son las funciones del estado las que cambian, si no sus tareas y el modo en que
las afronta, cooperando con agentes sociales y el sector privado y acudiendo a
sistemas de control como las auditorias o le rendición de cuentas y resultados.
De esta forma, la nueva dinámica que
imprime la Nueva Gobernanza implica que el estado, para controlar regular y auditar
la cooperación que establece con terceros, a tenido
que adaptarse formalmente cambiando su 'modus operandi' de la -administración
burocrática- a la -gestión administrativa-. Este es el punto de inflexión que nos
lleva ha hablar de 'Nueva Administración Pública'.
La
política ya no controla la administración mediante normas concretas finalistas,
sino mediante objetivos o estándares de calidad de tipo empresarial. Los
ciudadanos son clientes a los que satisfacer de forma eficiente y las
prestaciones y servicios de la administración los productos. Existe una menor
rigidez y una mayor autonomía administrativa más adaptable a los objetivos y
coyunturas. Este cambio de cultura administrativa a de verse más allá de una
mera reforma estructural. Es un cambio de paradigma en las relaciones entre
diferentes agentes como son los económicos, los políticos y los administrativos
en la que encontraríamos un plano funcional en el que entraría en juego la
división social de las tareas del estado, un plano material distributivo y de
otro de dominación o correlación del poder.
A
nivel administrativo ésto ha promovido un cambio hacia la 'New Public
Management', nueva gerencia administrativa o nueva administración pública que
tiene como punto de partida la consideración de las condiciones cambiantes del
medio incorporando instrumentos de
gerencia empresarial.
La
burocracia se ha convertido en un impedimento para la gestión eficiente en gran
medida a causa de su complejidad normativa y obstinada que le ha impedido poder
satisfacer el aumento e intensidad de las demandas sociales. La nueva gestión
administrativa cambiaría dicho paradigma introduciendo los siguientes
elementos:
• Reducción de costos con búsqueda de mayor transparencia en la asignación de
recursos.
• Disgregación de las organizaciones burocráticas tradicionales en agencias
separadas (agencias ejecutoras o empresas gubernamentales), generalmente
relacionadas por contrato.
• Separación entre el comprador y el proveedor.
• Introducción de mecanismos de mercados o cuasi-mercado.
• Descentralización de la autoridad gerencial.
• Introducción de la gestión por objetivos.
• Nuevas políticas de personal, cambiando desde el empleo público permanente
y patrones salariales nacionales para contratos por plazo, con pagos
relacionados a desempeño y con determinación local de las condiciones de
trabajo y de pago.
• Aumento del énfasis en la calidad, enfocada en la satisfacción del
consumidor.
• Subsidiariedad: indicando la necesidad de descentralización de la gestión
de tal forma que los niveles superiores sólo asuman la administración de
aquellas actividades que el nivel inferior no sea capaz de desempeñar.
• Flexibilidad: la administración debe asumir una estructura reticular y una
geometría variable en su actuación.
• Coordinación: formas de jerarquía que mantienen las reglas de subordinación
democráticamente establecidas.
• Participación ciudadana: apertura de la administración, especialmente a los
"sin voz".
• Transparencia administrativa: establecimiento de controles externos,
anclados en la sociedad.
• Modernización tecnológica: una administración nueva, ágil, flexible,
descentralizada, participativa, sólo puede operar en un cierto nivel de
complejidad, con un nuevo sistema tecnológico.
• Transformación de los agentes de la administración, para que sean más
competentes y mejor pagados.
• Retroalimentación en la gestión: introducción de mecanismos de evaluación
que permitan el aprendizaje y la corrección de los errores.
Ante este nuevo paradigma
administrativo y de cambio de tareas del estado que imprime la Nueva Gobernanza, la
relación con los servicios públicos precisa de que sea tratado profundamente el
tema de la rendición de cuentas (accountbility). Algunos de los problemas que
se plantean respecto a la evaluación de resultados son los siguientes: La ausencia de consenso político y
social sobre los resultados deseados, el hecho que los resultados suelen
observarse a mayor plazo temporal que el de la duración de los gobiernos o las
dificultades concernientes a la atribución de causalidad en relación
resultados. Para poder solventar dichas trabas, la rendición de cuentas debería
establecer una serie de criterios que la
facilitase. Esto debería pasar a través de una definición clara de objetivos
para las políticas y programas, el establecimiento de programas estructurados
de forma clara para relacionar los gastos con los objetivos, control del
trabajo realizado en relación con aquellos objetivos, rendición de cuentas a
ministros, parlamento y sociedad civil,
y una evaluación sistemática de todos los programas de forma regular, la rendición de cuentas hacia arriba,
la rendición de cuentas a los miembros de la organización, la rendición de
cuentas hacia abajo (democracia participativa) o las formas de rendición de
cuentas basadas en el mercado (derechos de los consumidores).
En conclusión, el control
jerárquico clásico del estado, por lo tanto, se diluye, ayudado ademas por una
internacionalización y desterritorialización.
La política y la administración en la era de la Nueva Gobernanza en ámbito
de actuación de los estados en la golbalización ya no viene determinada por el
territorio, si no por que las redes cooperativas que tienen sus propios ámbitos
de actuación que no necesariamente coinciden con las fronteras del estado. Un
ejemplo claro de gobernanza moderna es la UE, en la que los diferentes estados
miembros crean redes de cooperación no jerárquica y han ideado sistemas de
nueva gestión administrativa adaptados a los mercados. También puede darse en
un sistema de redes internacional donde encontraríamos un tipo de gobernanza
sin gobierno. La relación entre el gobierno y la sociedad civil se da en relación
con agentes corporativos privados que se convierten en mediadores en dicha
relación. Para ello se establecen procesos de negociación entre el estado y los
agentes privados y civiles que determinarán las formas de y modos en que la
cooperación se realizará. La negociación a la que se ven sometidas las
diferentes partes fomentan la autorregulación de las mismas. Las entidades
privadas han de ser capaces de imponer normas a sus miembros que por extensión
benefician al conjunto de la sociedad a través de los servicios que gestionan.
Para que esta característica se de, el estado ha de ser lo suficientemente
fuerte para regular y controlar los intereses privados de las empresas que
participan de los servicios públicos y por lo tanto ha de tener una nueva administración
que opere en las mismas condiciones que las empresas a las que se derivan los
servicios y ser capaz de testear los servicios prestados. De lo contrario, de
regulación y beneficios públicos antes mencionados pasaríamos a que dichas
entidades mirarían exclusivamente por sus propios intereses privados.
LA UE Como ejemplo:
El
ejemplo de la Unión europea es idóneo para observar un tipo de -Gobierno Multinivel-, -Nueva Gobernanza- y -New Management-. La UE puede considerarse un estado o un 'cuasi-estado', por motivos
que después desgranaré, y además refleja nuevas formas de administrar y
gobernar que unidas a
la dinámica interna de sus miembros para poder encajar en el diseño europeo
hace de la UE un ejemplo único de las transformaciones del estado.
Una primera característica de la UE
es que mientras que otros procesos de regionalización no han ido más allá de
cuestiones económicas (MercoSur por ejemplo), en la UE hay un surgimiento de
sistemas políticos que la acercan a las dinámicas estatales y que implican
que se encuentra en un proceso que confluiría en un estado. No obstante, otros
autores rechazan este aspecto y afirman que la UE es un sistema político único
en su especie. Es
indiscutible que la UE desempeña tareas estatales disponiendo de medios
efectivos de control que limitan la soberanía de los estados miembros. La UE ademas tiene una estructura
de división de poderes con órganos legislativos(Consejo de Europa y
Parlamento), ejecutivos(Comisión Europea)
administrativos y judiciales (Tribunal Europeo) que la acercan a la estructura de un Estado.
La política europea se basa en
sistemas de negociación y sus estructuras de interacción se han configurado de
igual forma que las del estado moderno. No obstante, como he mencionado, no se
puede deducir que la UE sea un estado pleno y este echo se apoya en varias
cuestiones que no obstante le confieren su peculiar estatus como gobierno
multinivel de características peculiares:
-La UE no representa un territorio
estatal en sentido estricto, se basa en la voluntad de adhesión de sus estados
miembros. Esto quiere decir que el gobierno de la UE no puede disponer de los
territorios de la UE, que cualquiera de sus miembros puede abandonar el tratado
de adhesión libremente con lo que el clásico principio de la soberanía
fronteriza y la territorialidad no se cumpliría, al menos desde las nociones
tradicionales de estado.
-No
existe homogeneidad en las políticas de la UE. El caso más claro es el de la
adhesión al Euro, en el que el ejemplo de Gran Bretaña o el referéndum negativo
da Dinamarca basta para explicar este hecho.
-La UE no es reconocida por los
otros Estados como un Estado. El reconocimiento internacional es imprescindible
para que un estado ostente también soberanía internacional. Es curiosa que la
UE, actuando en el ámbito internacional, sobretodo en materia económica, pero
también en mediación de conflictos, no posea luego dicho reconocimiento.
-La UE no constituye el orden de
dominación de los ciudadanos europeos. La ciudadanía europea lo es en cuanto
que se es ciudadano de uno de sus estados miembros y está supeditada a esta.
-Aun teniendo funciones reguladoras
de de los mercados, de protección ambiental, de creación de derechos sociales y
justicia social. A pesar de las políticas estructurales de equilibrio
territorial o su apoyo al desarrollo científico, la actividad de la UE se diferencia
de la de un Estado en que esta solo abarca una parte y además solo tiene
potestad legislativa sobre aquellas funciones parciales que se le han atribuido
estando la potestad ejecutiva en manos
de los Estados miembros.
-La UE no tiene capacidad fiscal
propia, depende de las contribuciones de los Estados miembros.
-La UE se concibe como una comunidad
jurídica basada en principios de libertad, democracia, respeto a los derechos humanos y libertades
fundamentales en un -estado de derecho- pero le sigue faltando la integración
de estos derechos fundamentales en los tratados, algo que se evidencia en la
ausencia de constitución europea aunque sus tratados si la acerquen a tal
documento.
-Las instituciones de la UE no
cumplen los requisitos exigibles de un estado democrático ya que no tiene
atribuciones legislativas autónomas, sino solo meramente consultivas o de
co-decisión.
-La UE no dispone de una burocracia que ejecute las leyes bajo control de las instituciones democráticas siendo un peculiar mezcla entre gobierno y administración.
No obstante, todos estos aspectos
que implican que la UE no pueda considerarse un Estado por si misma implican
que también afectan a todos sus Estados miembros de forma recíproca. Se puede
afirmar que los estos miembros de la UE han dejado de ser Estados nacionales
autónomos. Con ello, la UE se convierte en un Estado transnacional, una nueva
forma de dominación que cumple con las características de un Estado, en su
caso, de un Estado multinivel.
Las características
más importantes de este Estado Multinivel que representa la UE serían las siguientes:
-El estado territorial no queda
disuelto pero sí integrado en un organigrama que combina formas organizativas y
territoriales de -geometría variable-.
-Está constituido por diferentes
naciones de ciudadanos. Junto a la ciudadania estatal aparece una
transnacional.
-Las funciones del Estado-nación son
asignadas solo parcialmente y se comparten con el Estado transnacional.
-Es constitucional en sentido
formal. Sus unidades constituyentes son estados democráticos constitucionales
modernos que cumplen dicha función.
-La democracia se sigue organizando
nacionalmente o se complementa con formas transnacionales.
-La administración no puede
definirse mediante el modelo tradicional de burocracia y se basa en los
principios organizativos de la Nueva Administración Pública.
Otra cuestión importante para la UE en su forma de Estado Multinivel en Red es el de la legitimidad como Estado. El ejercicio de la autoridad es lo que define la legitimidad del estado. El uso de la autoridad legítima siempre de la regulación de las relaciones entre los gobernados. La asimetría de la negociación entre actores puede decantar la balanza y variar los acuerdos referentes a la legitimidad del Estado.
Los fundamentos que han sostenido la
legitimidad del estado han sido históricamente: los mandamientos divinos, la
autoridad monárquica basada en la religión o la tradición, el derecho natural,
el carisma de un líder, las preferencias e intereses colectivos que subyacen a
la Constitución y la legislación de la correspondiente unidad política entre otros.
La
legitimación democrática entra en
conflicto con algunas disposiciones. La regla de la mayoría permite la opresión
de la minoría. La unanimidad y el consenso permiten
la dictadura de las minorías. En estos aspectos, la -teoría de juegos- puede ser
de ayuda para entender la mecánica de legitimación de la dominación y del
ejercicio del poder. Sólo la orientación
hacia la colectividad hace viable la regla de la mayoría en cuanto que se aceptan
sacrificios por el bien común
Este proceso
sería una legitimación en términos de resultados. La garantía del propio Estado
constitucional democrático y de los derechos de los gobernados, la libertad y
la participación serían incentivos para aceptar la democracia y la
colectividad. No obstante, los beneficios han de plantearse inicialmente en le
plano individual siempre y cuando estos
no empeoren la situación de nadie y mejoren al menos la de algunos respecto
a su situación inicial. Esta característica es también
apreciable desde mi opinión en la teoría de la Justicia Social de Rawls o en
los ideales republicanos clásicos y los vincula a criterios de
legitimación orientados al beneficio del criterio de Pareto de
la teoría económica.
Las
condiciones del la legitimación del estado, una vez establecidas la de las
elecciones de los individuos serían según
Scharpf, F.W., (2005):
“·— que
los fines de la política sean determinados por las preferencias de los
gobernados, pero sólo cuando éstas sean preferencias «esclarecidas» y estén
marcadas por un «sentimiento colectivo»;
—
que los gobernantes estén capacitados para una acción política eficaz, pero
sólo cuando ésta sirva al bien común y se excluya el abuso del poder.”
En el marco de las democracias, estas
requieren de un fundamento normativo convincente (Constitución). La
legitimación de esta se basa en al desconfianza y solo sobre esta se le otorga
poder al estado. “La legitimidad de una jurisdicción constitucional
independiente descansa paradójicamente, por tanto, sobre su vulnerabilidad
institucional. Su autoridad es reconocida precisamente porque en caso de
conflicto serio no tendría que ser admitida por la política democrática.”Scharpf,
F.W., (2005)
La UE es un caso distinto de legitimación. La identidad nacional no puede fundamentar
ningún tipo de legitimación y ni sus seis miembros fundacionales tiene
identidad nacional europea evidente. Reflejo de ello es el desinterés por las
elecciones europeas y que sean los partidos nacionales los que se disputen
dichas elecciones en términos nacionales. El poder en la UE está totalmente
fragmentado y se corresponde con una
estructura política de decisión con múltiples posiciones de veto que divide el
poder de manera extrema. Además los votantes no se pueden pedir
responsabilidades a la UE, la protesta política se dirige contra el gobierno
nacional Este puede afrontar esa responsabilidad y defender la UE . En caso de
que los gobiernos nacionales rechazaran, por el contrario, asumir la responsabilidad
por una política de la UE no aprobada por ellos y daría a entender que hay
déficit democrático europeo en términos de proceso y se socavaría la
legitimación de la Unión en su conjunto.
La UE por lo tanto no puede estar
legitimada en términos de proceso. Ni sus instituciones ni los resultados de
sus decisiones ni su capacidad legislativa lo permiten. En términos de
resultado, la incapacidad legislativa y el escaso poder de maniobra con
políticas basadas en el consenso y con una amplia capacidad de veto por los
estados impiden que en términos de resultados la legitimación de la UE sea
también satisfactoria. No obstante, la capacidad de resolución de problemas de
las instituciones «políticas» de la Unión está en principio limitada a
soluciones que no perjudiquen a intereses políticos delicados ni a las
preferencias de los grupos de peso en los Estados miembros con lo que si
mantendrían la premisa del status quo. No obstante, en el caso de los estados que entraron acordando unas medidas de ingreso diferentes a las del
resto de la unión, este aspecto si sería contrario a la legitimación en
términos de proceso y resultado en cuanto que ambos se ven alterados respecto
al resto de Estados.
En el plano internacional la
legitimidad de la UE proviene del papel internacional que tienen los Estados
nacionales mediante la firma de acuerdos internacionales o bien en la capacidad
superior de ciertos Estados. Además como dice Scharpf,
F.W., (2005) “Los
sacrificios especiales y la redistribución no compensados quedarían, por tanto,
en principio descartados (Scharpf, 2000b). Bajo el supuesto de una búsqueda
racional y egoísta de los intereses nacionales y dada la extrema heterogeneidad
de las preferencias e intereses nacionales, las negociaciones internacionales
tampoco ofrecerían en muchos casos soluciones satisfactorias a aquellos
problemas que no se pueden afrontar a nivel nacional —desde el cambio climático
global, pasando por la competencia fiscal y salarial hasta la migración de la
pobreza y el terrorismo globales—. Desde
una perspectiva puramente basada en el resultado, estas barreras parecerían
insalvables. Las soluciones efectivas
dependerían aquí también de los argumentos de legitimación en términos
de proceso si se buscan. Sólo los propios ciudadanos, y no sus representantes,
podrían legitimar una redistribución forzosa o la exigencia de sacrificios no
compensados.”
Por todos los argumentos anteriores
se puede decir que los esfuerzos de construcción de una identidad el
Estado-nación europeo se han mostrado
ineficaces para la UE. Los discursos políticos
nacionales son aun de gran relevancia Incluso la solidaridad europea responde a
idiosincrasias nacionales más que al espíritu de la unión. En cualquier caso la legitimidad de la acción política en el
plano internacional seguirá dependiendo
del Estado-nación.
Como
conclusión Scharpf, F.W., (2005) afirma “desde una perspectiva centrada en los
resultados, existe un trade-off simétrico:
los sistemas que concentran el poder son más capaces de acción política y con
ello potencialmente más capaces de resolver problemas cuando una política
orientada al bien común exija una desviación del statu quo,
mientras que los sistemas que dividen el poder tienen especiales dificultades
precisamente para conseguir eso. Sus múltiples posiciones de veto facilitan,
sin embargo, los controles del poder político, mientras que los sistemas
políticos que concentran el poder son dependientes para ello en primer lugar de
la opinión pública y de la reacción de los votantes. Menos simétrica parece,
por el contrario, la situación desde la legitimación en términos de proceso:
cuanto más arraigados en la Constitución están los checks and
balances que dividen el poder, más débil es la fuerza legitimadora
del canal unitario de formación de la voluntad política,
pues tanto el mecanismo de sanción electoral como la fuerza de convicción del
discurso político se debilitan con la difusión de la responsabilidad política y
la cacofonía de los argumentos de los gobernantes. La legitimación en términos
de proceso en los sistemas políticos que dividen el poder depende por ello en
mayor medida de los canales particulares y de
los argumentos —normativamente más bien problemáticos— de una teoría pluralista
de la democracia.”
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Scharpf, F.W., (2005) “Conceptos de
legitimación más allá del Estado nación”, Revista Española de Ciencia Política,
nº 13, octubre (págs. 13-50)
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