Otro fugaz sujeto: yo

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Este sujeto al que ahora observo y reconozco en mi mismo, nació en 1978, en una ciudad de provincias de nombre Puertollano, al sur de Ciudad Real, España. Nació a los siete meses de gestación, algo precipitado, como otro espécimen humano más de entre los cuatro mil y cinco mil millones que en ese instante ya existían en la tierra. Inmediatamente después de su nacimiento, miles de seres como él hicieron lo mismo y otros tantos, dejaron de ser hijos de Eros para estrechar la mano de Tánatos. El nombre que decidieron para él fue David, nombre común de la tradición judío-cristiana cuyo significado es 'amado', como la mayoría de los productos del instinto de supervivencia de su especie. Necesario para la perpetuidad de ésta, como todos, se dispuso a emprender su cometido a trompicones: ir contra-natura y no dejar más rastro que el ego. De ese instante hasta el momento no hay mucho que reseñar. Lo que trascienda puede que se lea, o no, en esta página. Lo que no, marchará de esta tierra y ser nada acompañada de gusanos.

sábado, 13 de octubre de 2012

DE LA EUROPA DE LAS NACIONES A LA EUROPA DE LAS REGIONES



           

 
            En el presente estudio pretendo afrontar dos momentos cruciales en la construcción de Europa. El primero más enfocado en el análisis histórico, se centrará en escudriñar el término -nación- y como la contrucción europea en el S.XIX se centró en crear los Estados en su configuración con dos acepciones diferenciadas del término: la concepción alemana y la francesa. El segundo momento al que haré referencia es el de la construcción europea actual y los retos a los que se enfrenta ante un proceso pseudofederal y transnacional de regionalización. Para hacer un análisis de ambas cuestiones analizaré e incluso compararé dos textos fundamentales para la finalidad del presente estudio, la obra clásica de  Kedourie 'Nacionalismo' y, más reciente, el libro 'Regiones de Europa. Autogobierno. Regionalismos, integración europea' de M. Caciagli[2]. De este modo tendremos una panorámica de las cuestiones referentes al nacionalismo y las regiones europeas desde la Europa postnapoleónica hasta nuestros días en los que la regionalización de Europa es un proceso fuertemente arraigado. No obstante, existe un claro sesgo temporal en cuanto que Kedourie finaliza su análisis con la Socidead de Naciones del periodo de entreguerras y Caciagli centra el suyo sobretodo en la Europa posterior al tratado de Maastrich, con lo que el S.XX y como se configuraron, reprimieron o exaltaron, regiones y nacionalismos en la II Guerra Mundial y en la Europa bipolar subsiguiente apenas son mencionados. Otro elemento a tener en cuenta es el enfoque que cada autor hace del tema. Kedourie claramente elitista, nos hablará de los movimientos, grupos o intereses que propiciaron el auge, expansión, triunfo, o fracaso de los nacionalismos y sus actores. Caciagli, desde un enfoque claramente institucionalista, se centra en el papel de organismos, gobiernos partidos e instituciones en la configuración regional europea y como está ha evolucionado espacial y temporalmente. 

            Un aspecto de  gran relevancia a mi parecer es la diferencia en ambos textos  la utilización del término Nación o Región. Teniendo en cuenta el marco histórico que tratan cada uno de los autores es evidente la utilización terminológica. Kedourie analiza la Europa que se configuró tras el estallido de la Revolución Francesa en el que la idea de Nación como un 'corpus' identitario que podía satisfacer las pretensiones emancipativas de una población subsumida en la servidumbre monárquica que en muchas ocasiones era concebida como extranjera. El nacionalismo vino a contestar dichas pretensiones, a dar los argumentos que podían movilizar a los individuos en pos de una unificación o separación territorial de las 'artificiales' condiciones en las que se encontraban. Cabe decir que nacionalismo decimonónico tiene un carácter más unionista al prevalecer el modelo italiano y alemán como los más característicos de la época, pero eso no quiere decir que el nacionalismo separatista no estuviese presente. Armenia o Polonia, esta última dividida en varios imperios, son claros ejemplos de esto último. Caciagli[3]  ,por el contrario, pretende describir y explicar la situación de las regiones en la Unión Europea, desde los comienzos de la UE, pero sobretodo a partir del Tratado de Maastrich y para ello habla de la 'Europa de las regiones' en contraposición a la Europa de las naciones postnapoleónica. El hecho de que el autor escoja el término 'región' y no 'nación' es por consiguiente fundamental para la comprensión de su obra y tiene en muchos aspectos una motivación instrumental. El término 'nación' se caracteriza por no ser unívoco y ha sido estudiado exhaustivamente. Además establece un tipo de relación con lo que pretende designar que implica que al hablar de nación se restrinja a unos tipos concretos de región o de relación con la región geográfica basada en criterios etno-lingüisticos y afectivos en el caso de que nos refiramos a la definición germánica del término, o de identificación y articulación instrumental de los estados y su ciudadanía si aceptamos la noción republicana posterior a la Revolución Francesa y del -Estado-nación-.  El término -nación- por consiguiente, se postula restrictivo. Por el contrario, el termino -región-, mucho más amplio en sus acepciones, que además incluiría las dos anteriores del término -nación-, es mucho más versátil y útil para explicar los distintos modos de relación que tienen dichas zonas regionales respecto a los estados a las que pertenecen y a la vez su relación con la UE.

            Kedourie, como ya he comentado, comienza su exposición en el momento histórico de la Revolución Francesa. La exaltación convulsa para una Europa monárquica y decadente que resultó de observar como el pueblo se erigió como dueño de su destino y la amenaza que ello suponía, creó una sinergia que con el tiempo se vería irreversible como promesa de liberación. Los intentos de restaurar los antiguos sistemas absolutistas allí donde las ideas revolucionarias habían llegado se verían a la larga inútiles o avocados con los años a su destrucción. La  idea de que los pueblos se podían revelar, destruir imperios y cambiar fronteras llegó para quedarse. Napoleón aprovechó la promesa de la libertad de los pueblos como instrumento de sus fines militares, exaltando a las 'naciones' oprimidas para crear inestabilidad que ayudara a sus fines expansionistas. Esta estrategia de intrumentalización ideológica caló en muchos rincones y su expansión se hizo inevitable.

            La influencia de la ilustración y las ideas románticas fueron considerables. Las ideas filosóficas que donde la universalidad de la razón y de las capacidades de los individuos de a forjar su propio destino eran prioritarias ensalzaron y radicalizaron aun más las pretensiones de los pueblos. La tradición, todo aquello que oliese a 'antiguo' parecía ser desdeñado. Tal fue la convulsión de estas ideas que Kedourie habla de crisis generacional en la que los hijos se enfrentaban a los padres por tales postulados. Lo que era posible en los libros debía serlo en la realidad.
                    
            Pero no solo fue la expansión de los postulados de la Revolución Francesa o las ideas  ilustradas y románticas las que fomentaron el nacionalismo. La preeminencia de una clase media y una burguesía que buscaba su lugar en el poder político también fue una causa de la rápida expansión e implantación de las ideas nacionalistas, pero la heterogeneidad de la aparición de ésta, así como su dispersión geográfica en núcleos industriales concretos, hacen que explicar el nacionalismo únicamente a través de los intereses burgueses sea un error, por lo que se han de considerar múltiples causas como las anteriormente postuladas o a las que me referiré a continuación.

            Entre las ideas que predominaban en el código nacionalista, la de que toda nación tiene un derecho natural soberano respecto a su población y sus fronteras es de suma importancia. Pero, he aquí uno de los problemas más importantes de la definición y acotación de las incipientes naciones europeas: cómo se pueden delimitar las diferentes naciones. Kedourie hace referencia a Mazzini, un joven revolucionario y sus palabras que esgrimen una a primera aproximación. “Una nación escribe ' es un conjunto mayor o menor  de seres humanos unidos en un todo orgánico al compartir un cierto número de datos reales, como la raza, la fisonomía, tradición histórica, peculiaridades intelectuales o tendencias de actuación”[4] A esta definición, añadiéndole la pertenencia a un grupo etno-lingüístico y el derecho de dichas comunidades a la emancipación de los imperios opresores para poder someterse únicamente a la voluntad general, que emana del pueblo, y constituye la propia nación, nos da una definición más o menos acotada de la idea de nación decimonónica. Es curioso que el hecho de querer emanciparse de opresores extranjeros no implicaba idea de libertad. No en pocas ocasiones, los regímenes nacionales o movimientos revolucionarios que surgieron en el S.XIX fueron mucho más duros con sus propia comunidad nacional que con los invasores extranjeros.

            No obstante, el ideal de conformar la nación respecto a las características antes mencionadas fue problemático en cuanto se tuvo que determinar la anexión nacional de determinadas zonas mixtas donde las múltiples lenguas, culturas y religiones convivían y eran pretendidas por una u otra nación. “Estos factores convierten siempre a la autonomía cultural, por sí misma, en una solución precaria e ilusoria a las demandas nacionalistas”[5] . Uno de los mayores instrumentos para configurar las fronteras fue el de los criterios lingüísticos al que apelaron autores como Fichte y que no solucionaron las controversias respecto a donde empezaba una nación y comenzaba otra. Otro elemento que se tubo en cuenta fue el de las fronteras naturales, en las que ríos y montañas hacían las veces de frontera. En algunos casos ambos factores confluian como es el caso de España y Francia y su frontera natural en los Pirineos. En muchos otros no.

            La dispersión cultural de Europa fruto de innumerables conquistas, conflictos y migraciones que tiene como máximos exponentes al medievo feudal y los conflictos derivados de la reforma protestante y el humanismo, configuró un mapa cultural, lingüístico y religioso  que dada su complejidad supuso un verdadero rompecabezas para las pretensiones nacionales. Esto unido a los intereses geoestratégicos de los incipientes estados-nación provocó serías confrontaciones y contradicciones en la creación del nuevo espacio territorial europeo. Un ejemplo de ello es el de el pueblo Polaco y las resistencias de los alemanes por concederles su autonomía.  Este problema se acentúa bajo la idea suscrita al nacionalismo de que las comunidades extranjeras deben ser asimiladas o rechazadas.

            Ante este escenario, el estallido de la I Guerra Mundial y sobre todo los tratados surgidos tras la postguerra en la Sociedad de Naciones contribuyeron a distorsionar y en parte agravar los conflictos relativos a las posiciones y tensiones nacionales. El germen de la Gran Guerra se incubó en las pretensiones imperiales Austro-húngaras y Rusas y las del nacionalismo Servio de raíz eslava que desembocaron en el asesinato de Franz Ferdinanz. En otro contexto, las tensiones coloniales también contribuyeron al inicio del conflicto. Tras su finalización, la Sociedad de Naciones surgió como un mecanismo de solución de conflictos en la convulsa y heterogénea Europa. El presidente de los EEUU, Wilson, exaltó la existencia de las nacionalidades como una condición de paz. No obstante, el concepto de 'nación' que esgrimía el estadista estaba condicionado por la experiencia americana, en la que, bajo los preceptos liberales de pensadores como Mill o Locke definían a las naciones como grupos de seres humanos que decidían gobernarse mediante un contrato social que aseguraba la libertad. Es más, para Mill, la mezcla de culturas en una convivencia pacífica es una perspectiva positiva, cosa que para un nacionalista de del S.XIX supondría una herejía. Como he dicho antes, el concepto nacionalista de autodeterminación de raíces culturales y etno-lingüísticas  implica la autodeterminación de los pueblos pero no por ello la consecución de la libertad. El concepto americano sería inverso a éste. Sin libertad no puede haber autodeterminación de los pueblos.

            La fallida de la Liga o Sociedad de Naciones, a causa de sus conflictos estructurales internos  no diluyó el problema y en su 'heredera' natural, la ONU, el problema de la autodeterminación de los pueblos sigue siendo uno de los principales. Cuestiones como la del Estado Palestino o el complejo problema en España entran en clara contradicción con el derecho a la autodeterminación de los pueblos que establece la ONU y que tiene sus raíces en el panorama nacionalista del SXIX y los postulados de la Sociedad de Naciones. No obstante, soluciones como el Estado de las Autonomías del estado español, en el que se habla, no ya de naciones, sino de  nacionalidades son soluciones que se han pretendido dar con mayor o menor fortuna y que, hablando ya de regiones, Caciagli analiza.

            Caciagli establece tres puntos cardinales sobre los que versará su libro respectoa al problema de las regiones:

  •   cómo se han puesto en funcionamiento las reformas institucionales que han cambiado la arquitectura de los estados centralizados”[6] para dar más importancia a entidades que están entre los estados, los municipios y en su caso, las provincias o similares.

  •   El papel de la integración europea en impulsar la política regional.

  •   El componente cultural. El descubrimiento de las identidades reginales culturales.


            Como comenté al inicio, el termino 'región' es mas amplio que el de 'nación'. Si el segundo se delimitaba casi exclusivamente en términos etno-culturales, el de región es mucho más versátil y a parte de estos también incluye cuestiones económicas, estructurales institucionales e instrumentales que pueden hacer una mejor descripción del proceso de regionalización de Europa. La UE, además, ha incentivado y promocionado la regionalización mediante la posibilidad de las regiones de tener presencia en Bruselas, adquiriendo competencias externas e intentando tener un papel cada vez más importante en las relaciones internacionales. 

            Por regionalización se ha de entender el conjunto de reformas con las cuales el poder central del estado transfiere competencias y funciones a las estructuras periféricas con lo que ha mutado el dónde y el quién gestiona el poder mediante una dispersión territorial de competencias institucionales. Si además tenemos en cuenta que los Estados-nación se crearon artificiosamente y que la creación de la UE es también artificial, por lo tanto no es descabellado que una organización basada en regiones no pueda darse. La integración europea a sido y es, en este sentido, el factor decisivo de la regionalización. 

            Ante las ventajas de la regionalización los estados han iniciado una serie de reformas que transforman sus relaciones centro-periferia en el casos de sistemas centralizados o varían las ya existentes entre las diferentes regiones de un estado descentralizado. El capítulo segundo del libro de Caliagi se centra en las reformas regionales de algunos países de la UE que representarían el cómo se están adaptando al nuevo panorama regional. Los países en cuestión son Italia, Francia, España, Gran Bretaña y Bélgica. Cada una de ellas tiene un sistema que partió de un punto más o menos centralizado y han acometido reformas para con las regiones. Caso paradigmático es el francés. Francia ha sido un modelo de centralismo desde la época absolutista hasta prácticamente nuestros días. L'Ille de France y París en su centro ha sido el centro político administrativo de todo el territorio francés en el que las veintidós circunscripciones eran meras delegaciones del gobierno central. No obstante, a lo largo del SXX por motivos organizativos y de gestión inicialmente y por las propias demandas de las regiones, un serie de normas han ido modificando la relación centro-periferia transfiriendo cada vez más poder y competencias a estas.  España es también una caso claro de como se han modificado las normas a favor de las regiones. El sistema español otorga gran autonomía a sus regiones llegando a ceder las competencias fiscales a algunas de ellas como son el País Vasco y Navarra. A título personal, creo que la transferencia de las competencias fiscales es un buen indicador de medición del grado de autonomía de las regiones. En este caso sería muy amplia. Pero además están transferidas competencias en sanidad, educación, seguridad... a prácticamente todas las Comunidades Autónomas.  Además, es interesante que los sistemas electorales se han modificado también para favorecer a las regiones que incluso les han permitido relacionarse directamente con la UE sin mediación del estado.
             
             Pero también están aquellos países que que completaron un proceso de federalización como Austria o Alemania, o aquellos estado centralizado que apenas han tales procesos. En el caso de los primeros es interesante observar como se han dirigido actuaciones a consolidar su regionalización, caso claro es el de el Bundestag y el Bundesrat alemán en le que la relación entre gobierno y regiones es bidireccional y han establecido mecanismos de intervención mutuos. En el otro extremo, el segundo caso, nos encontraríamos a países que acaban de ingresar en la UE como Estonia o Letonia, los cuales, por razón de su pertenencia a la URSS aun no han iniciado ninguna reforma en este sentido, aquellos países que por su entidad territorial hace innecesarias tales reformas como Luxemburgo o aquellos que por tradición histórica no se resisten a acometerlas, como es el caso de Portugal. Aun así, entre estos últimos sí se vislumbra cierto tipo de aperturismo regional.

            El capítulo sexto del libro  de Caciagli cambia el tratamiento puramente institucionalista para poder inmiscuirse en otra  temática como son las culturas políticas regionales.  Para ello el autor parte del concepto de cultura política de Alnond y su descripción anglocéntrica de la cultura cívica para criticar su etnocentrismos y trasladar dicha visión a una posición más plural que permite hablar de 'culturas políticas regionales'. Dichas culturas se  habrían configurado a lo largo de la historia por muy diversos motivos como son 'desarrollos históricos y experiencias colectivas, confesiones religiosas y conjuntos de valores, autoridades políticas y principios organizativos, estructuras económicas y sistemas diferentes de convivencia social, clases sociales y vida cotidiana comunitaria[7] etc que hace que el autor utilice la metáfora  'Una Europa de Manchas de Leopardo.'[8]  ya que no estaríamos ante un mapa homogéneo u ordenado en el que se pudieran distinguir claramente las diferentes culturas y subculturas políticas; más bien encontraríamos diferentes regiones e incluso zonas dentro de regiones que estarían más influenciadas por unas o por otras.

            Dentro de estas subdivisiones el autor se para a analizar dos de relevancia pero en claro retroceso. Serían de carácter ideológico que adjetivaría a regiones como rojas  o  blancas de si los partidos políticos dominantes y por ende la cultura política mayoritaria serian de adscripción socialista o socialdemócrata para las rojas o democristiana/conservadora para las blancas. Como he comentado, estas están en claro retroceso y cada vez más difuminadas internamente por motivos varios entre los que irían la variación de los programas de los partidos que lo han neutralizado, la propia dinámica y movilidad europea entre otros. Es más, muchos de los partidos tradicionalmente rojos o blancos han comenzado a acometer como estrategia e posicionarse o hacer políticas de aire más regionalista e incluso incluir en sus filas a partidos de esa índole. Caso este el de el PSOE, un partido de estructura federal que además, a facilitado tal hecho, el de la reginalización de su estructura y su discurso. En éste se observa como sus federaciones tiene discursos regionales como seria el PSIB en las región autonómica balear o el PSE en el País Vasco, o la integración de un partido regionalista como el PSC de Cataluña en su propia estructura, que además se han vuelto imprescindibles para los comicios electorales para el gobierno central. 

                 Este último ejemplo sirve para plantear la cuestión de que el regionalismo se ha convertido en una ideología. Si territorio, lengua y cultura son importantes, más aun es el descubrimiento de la identidad regional. Dicho descubrimiento implica la conciencia de pertenencia a un grupo determinado en el  que el paso para convertirse en ideología es el trasladar dichas motivaciones a un campo de acción concreto, el político. De este modo, los diferentes movimientos regionales han fomentado, redescubierto e incluso creado elementos identitarios, símbolos y mitos que legitimasen su posicionamiento cultural y territorial.  Durante el SXIX muchos de estos movimiento fueron conservadores y eran vistos como un lastre para la modernidad que frenaban el desarrollo capitalista. No fue hasta los años setenta del SXX que estos regionalismos no empezaron a fortalecerse. Curiosamente, el elemento común de la explosión de movimientos regionalistas no fueron tanto las reivindicaciones en materia cultural como aquellas que denunciaban los abusos económicos del centro a la periferia.

            Hemos comentado muchas características de los regionalismos y el autor establece dos categorizaciones o tipologías que nos permitirán una clasificación. La primera de ellas distingue la finalidad que persiguen los regionalismos. De esta forma tendríamos el de tipo privación relativa/bienestar donde lo que importa es el desarrollo económico El segundo tipo seria de carácter etno-lingüístico. Un tercero sería el de fines/medios, que fines se persiguen (descentralización, competencias, autonomía...) y que medios se utilizan.

            Llegados a la politización del regionalismo es imprescindible hablar de los partidos políticos regionalistas. La proliferación de éstos en toda Europa es un hecho incuestionable. No obstante, no todos persiguen los mismos fines, de la misma forma y tienen el mismo peso político, implantación o capacidad negociadora. Cagliaci establece dos clasificaciones de partidos para clarificar su distinción. La primera es la descrita por Liever de Winter. Este autor habla de partidos proteccionistas que buscan la salvaguarda cultural en el marco ya existente. Un segundo tipo serían los partidos autonomistas  que aceptan las relaciones centro-periferia pero reclama una normativa especial para el territorio. El tercer tipo es el de los partidos federalistas que buscan una autonomía acentuada. La cuarta tipología sería el de los partidos independentistas, que aspiran a la separación del estado en el que están enmarcados. La quinta y última sería la de los la de los partidos irredentistas, aquellos que buscan la separación respecto a un estado para anexionarse a otro. Es de gran importancia el papel que estos partidos juegan en sus territorios y como hacen uso de las elecciones para poder conseguir sus objetivos.  Teniendo en cuenta su implantación y fuerza electoral Caciagli hace referencia a una segunda tipificación que hace De Winter en  establece la siguiente clasificación de partidos:

  •   Hegemónicos: Con mayorías absolutas en su región.

  •   Grandes: con un porcentaje de sufragios entre el 25% y el 50%.

  •   De magnitud media: entre un 15% y un 20% de los votos.

  •   Pequeños: con votos por debajo del 15%.

 
            Pero los partidos regionales no solo centran su actuación en los marcos estatales en los que están comprendidos, también actúan a nivel europeo. En la página 247 de su libro, Caciagli establece un cuadro con los más importantes. La mayoría, pero no todos, se ha agrupado en un partido europeo, el Partido Democrático de los Pueblos de Europa (PDPE) con representación en el parlamento europeo. Las oportunidades que ofrece Europa a las regiones, así como un marco electoral que les ha sido favorable, en el que las características electorales europeas que han posibilitado mayor proporcionalidad, alto grado de abstencionismo, y alto grado de compromiso respecto a la contienda europea, han propiciado su éxito estos últimos 20 años. A la UE este hecho le puede ser favorable, y en parte de aquí viene su apoyo a las regiones. el florecimiento de la conciencia regional en todo el Continente puede proyectarse en una conciencia europea. Regiones y regionalismos pueden expresar mejor la multiuformidad de Europa”[9].

            No obstante, la Europa de las regiones es hasta le momento una ilusión, un proyecto que se fragua lentamente ante las dificultades que la dinámica europea, por necesidad propia de lo complejo de su estructura territorial, pueda avanzar más rápidamente en este sentido. La acentuada asimetría europea podría verse corregida por la regionalización e incluso se podrían asumir mayores cotas democráticas por una participación más horizontal de los territorios en Europa. Por ahora, como hemos dicho, solo es eso, un proceso.

                      

Bibliografía:

Caciagli, M. (2006), Regiones de Europa. Autogobierno. Regionalismos, integración europea, Valencia,  Ediciones Tirant lo Blanch.
Kedourie, E. (1985),  Nacionalismo. Madrid, Centro de Estudios Institucionales.




[1]    Kedourie, Nacionalismo
[2]    Caciagli, M (2006)
[3]    Caciagli, M (2006)
[4]    Kedourie, Nacionalismo, Pág 82

[5]    Íbid, Pág 91

[6]    Caciagli (2006), Pág 13.

[7]    Caciagli (2006) Pág. 157.

[8]    Íbid, Pág 158.

[9]    Caciagli (2006) Pág 263.

martes, 3 de julio de 2012

VIDEOPOEMA: SONÓ COMO UN GRITO VENIDO DE LA TIERRA

Es una prueba de lo que está siendo mi nuevo proyecto de videopoemas. Pensad que no es definitivo, el resultado final incluirá vídeos e imágenes propias, este 'boceto' es pura experimentación. Espero vuestros comentarios




Sonó como un grito venido de la tierra
cuando calaste tus tacones en el suelo:
 fue en ese instante, sólo en ése,
cuando miradas atónitas de zombies embarrados
se giraron para tocar tu figura.
 
Labios rojos,
ojos verdes,
carne negra como el carbón.

El alba despuntaba su afilado cuchillo
mientras caíamos atónitos en el sueño
de los tuertos,
anhelando sangre con sabor a fresas
como la que brotaban de tu pecho.

Ojos negros,
pelo negro,
carne blanca como el esperma.

Mientras los gritos de los bafles
y el humeante ambiente
y los sentidos de los niños
se mezclaban con tus palabras
sabor tabaco, sabor vino,
todos supimos hambrientos
 en qué agujero chupar tu esencia,
qué mano acariciar con nuestra mano,
en qué labios meter la lengua.

Carne liviana,
ojos abiertos,
ansia que sacia,
ansia de muertos.

domingo, 1 de julio de 2012

LA GLOBALIZACIÓN Y LAS TRANSFORMACIONES DEL ESTADO: LA UE COMO EJEMPLO


 

           





David Gómez Cejudo


LA GLOBALIZACIÓN Y LAS TRANSFORMACIONES DEL ESTADO: LA UE COMO EJEMPLO


            Una de las cuestiones principales en el análisis de los cambios recientes en la política mundial se centra en la llamada ‘Nueva Gobernanza’ y la ‘Nueva Administración Pública'. Si bien ambas dimensiones pueden darse y se dan de forma paralela en los diferentes escenarios políticos actuales, son dos fenómenos que comparten elementos estructurales y sistémicos, e incluso la 'Nueva Administración Pública'(New Management) puede considerarse una característica de la 'Nueva Gobernanza' de suficiente entidad para estudiarla de forma autónoma. Para que podamos hablar de 'Nueva Gobernanza' ha de haber un cambio del sistema burocrático weberiano clásico al de 'New Management' como condición necesaria para que un estado se adapte a la dinámica -multinivel en red- que luego explicaré.  Estos ámbitos, más que referirse a un cambio profundo de la naturaleza de los estados se refieren a que lo que cambia son las tareas y los medios para desempeñarlas. En este artículo,  primero distinguiré ambos fenómenos, la -Nueva Gobernanza- y el -New Management- intentando explicar ambos casos de transformación o asunción de nuevos roles o cambio de paradigma respecto al hecho de gobernar, los supuestos casos de cambio en la propia naturaleza del estado y de la 'Nueva Administración Pública’, las nuevas estructuras de la política internacional y su interacción,  la gobernanza multinivel y su necesidad de un nuevo tipo de gestión y administración. Para acabar, me centraré en el caso de la UE como claro ejemplo de Nueva Gobernanza y de Estado Multinivel en Red y finalizaré tratando cuestiones referidas a la legitimidad de la UE como unidad política.


           El termino gobernanza parte de una definición inicial que lo hace sinónimo a gobierno, pero que, a partir de los años 70-80 comienza a adquirir ciertas connotaciones explicativas que pretenden afrontar y describir los cambios que se iban dando y consolidando en el acto de gobernar. Es en esta época, con las tesis omnívoras de mercado y el neoliberalismo en auge, donde el estado como centro de gobierno empieza tener síntomas de ser un sistema agotado e insuficiente para afrontar los retos de la sociedad y del desarrollo económico en el proceso de globalización. Además, con la intensificación de la política internacional, surgieron multiplicidad de redes de interacción entre administraciones y asociaciones que las estructuras burocráticas clásicas eran incapaces de gestionar
           
            La Nueva Gobernanza se postuló como la superación de las relaciones anquilosadas o intervencionistas de los gobiernos a la hora de gestionar modificándose en una nueva forma de darse las relaciones entre la ciudadanía, el gobierno, el sector privado y  el tercer sector(como sector privado sin ánimo de lucro). Los actores públicos y privados participan, cooperan y aplican las políticas públicas en un sistema organizativo corporativo o de redes organizativas. La cooperación de las autoridades del Estado con los actores privados corporativos y la participación de organizaciones privadas en la elaboración de políticas públicas. Los actores corporativos privados que representan un papel en la gobernanza moderna son principalmente las grandes firmas, los sindicatos, las asociaciones empresariales y otros tipos de organizaciones de intereses, así como las asociaciones de bienestar público más grandes.” (Mayntz, R (2001)). Por lo tanto actores públicos, privados y agentes sociales colaboran y participan de la elaboración de las políticas públicas.

        Se pueden distinguir varias características distintas de la Nueva Gobernanza: como Estado mínimo, como gobierno corporativo, como nueva gestión pública, como "buen gobierno", como un sistema socio-cibernético y organización de redes de gobierno.

            Estas características implican que los cambios en la estructura y forma de actuar del Estado se  basan en los recortes de gastos como eje central. Se sustituye la propiedad por la regulación en la intervención pública y se privatizan servicios. Se establecen políticas de rendición de cuentas y de satisfacción de objetivos. La negociación del estado con las entidades privadas que pasan a gestionar servicios públicos es un eje central. Divulgación de la información, rendición de cuentas, asignación clara de responsabilidades han de ser sus directrices.  Se distingue fuertemente entre dirección política y prestación de servicios. Se implementan los métodos de gestión privada al sector público anteponiendo eficacia y eficiencia a otros criterios.  

            También podemos distinguir tres formas o uso de la Nueva Gobernanza: sistémico, político y administrativo. El uso sistémico es la gestión que cubre la distribución del poder político y económico tanto interno como externo. El uso político de la gobernanza se refiere a la legitimidad y la autoridad del gobierno para aplicar sus políticas. El uso administrativo se refiere a la eficiencia de los servicios públicos, su regulación y control mediante la rendición de cuentas.

                        Para que la Nueva Gobernanza se de forma efectiva el poder del estado debe estar repartido socialmente sin llegar a fragmentarse de forma ineficiente. La sociedad civil ha de tener la suficiente fuerza, organización, libertades e igualdad que les permitan perseguir metas privadas. Debe haber una estructura que permita que organizaciones especializadas puedan gestionar parte de las funciones del estado como la sanidad o la educación. Sindicatos, asociaciones cívicas, ecológicas, de usuarios y otros agentes sociales han de ser activos y velar por sus intereses.

            Esto puede parecer a simple vista un debilitamiento del poder del estado, pero de lo que trata la Gobernanza moderna o Nueva Gobernanza es de fomentar las redes de cooperación de los diferentes actores, que cambie la forma de relación y regulación del estado con las corporaciones, los agentes privados y la ciudadanía.

            La forma de -gestión en red- que promueve la Nueva Gobernanza implica que se adopten estrategias empresariales en la gestión de los servicios públicos. Las nuevas tecnologías han impulsado además la idea de que la burocracia jerarquizada empieza a ser un obstáculo para la eficiencia de los servicios públicos y que con las nuevas tecnologías se mejoran y solventan muchos problemas de la administración, acercándola a la ciudadanía y dinamizando los trámites. La cooperación público-privada como medios de dirección política van ganando importancia en la economía global y de los estados. Esta idea es la que subyace en la noción de Nueva Gestión Pública (New Management) cuya visión de la administración es una de las características, como he dicho al inicio, de la Nueva Gobernanza.

            La dinámica organizativa cambia radicalmente con la Nueva Gobernanza. Sin las condiciones adecuadas sus resultados pueden ser negativos. Adquirir criterios empresariales en la administración y gestión del sector público adelgazando la implicación de estado o que éste no tenga una arraigada cultura de 'lo público' puede tener consecuencias como que se prime lo económico, que los criterios de eficiencia se conviertan en finalistas sin tener en cuenta el carácter de servicio a la ciudadanía, fin último de todo servicio público.

            La Nueva Gobernanaza además puede caer en excesos al generalizar de forma indiscriminada la materialización y privatización de la prestación de servicios públicos. Es incuestionable que se ha generalizado la idea de que la administración es incapaz de ofrecer servicios de calidad en contextos de restricción del gasto público, algo que, a causa de los procesos de globalización e internacionalización de la economía se viene dando desde los años 70. Si a esto unimos las reticencias de los estados a aumentar el número de empleados públicos alegando a causas como la rigidez y agresividad de los agentes sociales negociadores de los convenios laborales y  la disminución de ingresos, mientras que se han de procurar servicios a los ciudadanos, los estados han optado por la privatización o externalización de éstos de forma indiscriminada y poco ponderada.

            Podemos encontrar muy diversas fórmulas mediante las cuales los estados han intentado crear una administración más eficiente o finalmente se relacionan con los actores privados a la hora de prestar servicios públicos a la ciudadanía. Las más utilizadas serían la  Provisión Burocrática, Contratar -hacia afuera- o Externalización (“contracting out”), Contratos por Objetivos-(de prestación de un servicio concreto), Franquicia, Licencia o Contratos Individuales.

            No obstante, se pueden minimizar los riesgos adoptando una serie de medidas que nos ayuden a no radicalizar la externalización y empresarialización de los servicios públicos. Definir unos valores e ideología organizativa y para los cargos y gestores públicos de las administraciones públicas para que ostenten una verdadera cultura de servicio público que consideren a los usuarios ciudadanos y no clientes es un primer paso. Impulsar y planificar qué, cómo y porqué se externaliza atendiendo a las especificidades de cada caso y al de las empresas que concursen. Definir códigos deontológicos para el ejercicio de la política y dirección pública con restricciones para aquellos que hayan sido sancionados. Implementar las nuevas tecnologías de la información para mejorar la gestión pública en red de forma externa, en el servicio a los usuarios, e interna, como herramienta de control y de gestión. 

            Todos los argumentos anteriores apoyan la tesis, que también se vera en el último apartado, de que no son las funciones del estado las que cambian, si no sus tareas y el modo en que las afronta, cooperando con agentes sociales y el sector privado y acudiendo a sistemas de control como las auditorias o le rendición de cuentas y resultados.

            De esta forma, la nueva dinámica que imprime la Nueva Gobernanza implica que el estado, para controlar regular y auditar la cooperación que establece con terceros, a tenido que adaptarse formalmente cambiando su 'modus operandi' de la -administración burocrática- a la -gestión administrativa-. Este es el punto de inflexión que nos lleva ha hablar de 'Nueva Administración Pública'.

            La política ya no controla la administración mediante normas concretas finalistas, sino mediante objetivos o estándares de calidad de tipo empresarial. Los ciudadanos son clientes a los que satisfacer de forma eficiente y las prestaciones y servicios de la administración los productos. Existe una menor rigidez y una mayor autonomía administrativa más adaptable a los objetivos y coyunturas. Este cambio de cultura administrativa a de verse más allá de una mera reforma estructural. Es un cambio de paradigma en las relaciones entre diferentes agentes como son los económicos, los políticos y los administrativos en la que encontraríamos un plano funcional en el que entraría en juego la división social de las tareas del estado, un plano material distributivo y de otro de dominación o correlación del poder.

          A nivel administrativo ésto ha promovido un cambio hacia la 'New Public Management', nueva gerencia administrativa o nueva administración pública que tiene como punto de partida la consideración de las condiciones cambiantes del medio  incorporando instrumentos de gerencia empresarial.

            La burocracia se ha convertido en un impedimento para la gestión eficiente en gran medida a causa de su complejidad normativa y obstinada que le ha impedido poder satisfacer el aumento e intensidad de las demandas sociales. La nueva gestión administrativa cambiaría dicho paradigma introduciendo los siguientes elementos:


Reducción de costos con búsqueda de mayor transparencia en la asignación de recursos.


Disgregación de las organizaciones burocráticas tradicionales en agencias separadas (agencias ejecutoras o empresas gubernamentales), generalmente relacionadas por contrato.

Separación entre el comprador y el proveedor.

Introducción de mecanismos de mercados o cuasi-mercado.

Descentralización de la autoridad gerencial.

Introducción de la gestión por objetivos.

Nuevas políticas de personal, cambiando desde el empleo público permanente y patrones salariales nacionales para contratos por plazo, con pagos relacionados a desempeño y con determinación local de las condiciones de trabajo y de pago.

Aumento del énfasis en la calidad, enfocada en la satisfacción del consumidor.

Subsidiariedad: indicando la necesidad de descentralización de la gestión de tal forma que los niveles superiores sólo asuman la administración de aquellas actividades que el nivel inferior no sea capaz de desempeñar.

Flexibilidad: la administración debe asumir una estructura reticular y una geometría variable en su actuación.

Coordinación: formas de jerarquía que mantienen las reglas de subordinación democráticamente establecidas.

Participación ciudadana: apertura de la administración, especialmente a los "sin voz".

Transparencia administrativa: establecimiento de controles externos, anclados en la sociedad.

Modernización tecnológica: una administración nueva, ágil, flexible, descentralizada, participativa, sólo puede operar en un cierto nivel de complejidad, con un nuevo sistema tecnológico.

Transformación de los agentes de la administración, para que sean más competentes y mejor pagados.

Retroalimentación en la gestión: introducción de mecanismos de evaluación que permitan el aprendizaje y la corrección de los errores.

            Ante este nuevo paradigma administrativo y de cambio de tareas del estado que imprime la Nueva Gobernanza, la relación con los servicios públicos precisa de que sea tratado profundamente el tema de la rendición de cuentas (accountbility). Algunos de los problemas que se plantean respecto a la evaluación de resultados son los siguientes: La ausencia de consenso político y social sobre los resultados deseados, el hecho que los resultados suelen observarse a mayor plazo temporal que el de la duración de los gobiernos o las dificultades concernientes a la atribución de causalidad en relación resultados. Para poder solventar dichas trabas, la rendición de cuentas debería establecer  una serie de criterios que la facilitase. Esto debería pasar a través de una definición clara de objetivos para las políticas y programas, el establecimiento de programas estructurados de forma clara para relacionar los gastos con los objetivos, control del trabajo realizado en relación con aquellos objetivos, rendición de cuentas a ministros, parlamento y  sociedad civil, y una evaluación sistemática de todos los programas de forma regular, la rendición de cuentas hacia arriba, la rendición de cuentas a los miembros de la organización, la rendición de cuentas hacia abajo (democracia participativa) o las formas de rendición de cuentas basadas en el mercado (derechos de los consumidores).

            En conclusión, el control jerárquico clásico del estado, por lo tanto, se diluye, ayudado ademas por una internacionalización y desterritorialización.   La política y la administración en la era de la Nueva Gobernanza en ámbito de actuación de los estados en la golbalización ya no viene determinada por el territorio, si no por que las redes cooperativas que tienen sus propios ámbitos de actuación que no necesariamente coinciden con las fronteras del estado. Un ejemplo claro de gobernanza moderna es la UE, en la que los diferentes estados miembros crean redes de cooperación no jerárquica y han ideado sistemas de nueva gestión administrativa adaptados a los mercados. También puede darse en un sistema de redes internacional donde encontraríamos un tipo de gobernanza sin gobierno. La relación entre el gobierno y la sociedad civil se da en relación con agentes corporativos privados que se convierten en mediadores en dicha relación. Para ello se establecen procesos de negociación entre el estado y los agentes privados y civiles que determinarán las formas de y modos en que la cooperación se realizará. La negociación a la que se ven sometidas las diferentes partes fomentan la autorregulación de las mismas. Las entidades privadas han de ser capaces de imponer normas a sus miembros que por extensión benefician al conjunto de la sociedad a través de los servicios que gestionan. Para que esta característica se de, el estado ha de ser lo suficientemente fuerte para regular y controlar los intereses privados de las empresas que participan de los servicios públicos y por lo tanto ha de tener una nueva administración que opere en las mismas condiciones que las empresas a las que se derivan los servicios y ser capaz de testear los servicios prestados. De lo contrario, de regulación y beneficios públicos antes mencionados pasaríamos a que dichas entidades mirarían exclusivamente por sus propios intereses privados.

LA UE Como ejemplo:

          El ejemplo de la Unión europea es idóneo para observar un tipo de -Gobierno Multinivel-, -Nueva Gobernanza- y -New Management-. La UE puede considerarse un estado o un 'cuasi-estado', por motivos que después desgranaré, y además refleja nuevas formas de administrar y gobernar  que unidas a la dinámica interna de sus miembros para poder encajar en el diseño europeo hace de la UE un ejemplo único de las transformaciones del estado.

            Una primera característica de la UE es que mientras que otros procesos de regionalización no han ido más allá de cuestiones económicas (MercoSur por ejemplo), en la UE hay un surgimiento de sistemas políticos que la acercan a las dinámicas estatales y que implican que se encuentra en un proceso que confluiría en un estado. No obstante, otros autores rechazan este aspecto y afirman que la UE es un sistema político único en su especie.  Es indiscutible que la UE desempeña tareas estatales disponiendo de medios efectivos de control que limitan la soberanía de los estados miembros. La UE ademas tiene una estructura de división de poderes con órganos legislativos(Consejo de Europa y Parlamento), ejecutivos(Comisión Europea)  administrativos y judiciales (Tribunal Europeo) que la acercan a la estructura de un Estado.

            La política europea se basa en sistemas de negociación y sus estructuras de interacción se han configurado de igual forma que las del estado moderno. No obstante, como he mencionado, no se puede deducir que la UE sea un estado pleno y este echo se apoya en varias cuestiones que no obstante le confieren su peculiar estatus como gobierno multinivel de características peculiares:
           
            -La UE no representa un territorio estatal en sentido estricto, se basa en la voluntad de adhesión de sus estados miembros. Esto quiere decir que el gobierno de la UE no puede disponer de los territorios de la UE, que cualquiera de sus miembros puede abandonar el tratado de adhesión libremente con lo que el clásico principio de la soberanía fronteriza y la territorialidad no se cumpliría, al menos desde las nociones tradicionales de estado. 
            -No existe homogeneidad en las políticas de la UE. El caso más claro es el de la adhesión al Euro, en el que el ejemplo de Gran Bretaña o el referéndum negativo da Dinamarca basta para explicar este hecho.

            -La UE no es reconocida por los otros Estados como un Estado. El reconocimiento internacional es imprescindible para que un estado ostente también soberanía internacional. Es curiosa que la UE, actuando en el ámbito internacional, sobretodo en materia económica, pero también en mediación de conflictos, no posea luego dicho reconocimiento.

            -La UE no constituye el orden de dominación de los ciudadanos europeos. La ciudadanía europea lo es en cuanto que se es ciudadano de uno de sus estados miembros y está supeditada a esta. 
            -Aun teniendo funciones reguladoras de de los mercados, de protección ambiental, de creación de derechos sociales y justicia social. A pesar de las políticas estructurales de equilibrio territorial o su apoyo al desarrollo científico, la actividad de la UE se diferencia de la de un Estado en que esta solo abarca una parte y además solo tiene potestad legislativa sobre aquellas funciones parciales que se le han atribuido estando la potestad  ejecutiva en manos de los Estados miembros.

               -La UE no tiene capacidad fiscal propia, depende de las contribuciones de los Estados miembros.

            -La UE se concibe como una comunidad jurídica basada en principios de libertad, democracia,  respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales en un -estado de derecho- pero le sigue faltando la integración de estos derechos fundamentales en los tratados, algo que se evidencia en la ausencia de constitución europea aunque sus tratados si la acerquen a tal documento.

          -Las instituciones de la UE no cumplen los requisitos exigibles de un estado democrático ya que no tiene atribuciones legislativas autónomas, sino solo meramente consultivas o de co-decisión.

           -La UE no dispone de una burocracia que ejecute las leyes bajo control de las instituciones democráticas siendo un peculiar mezcla entre gobierno y administración.

            No obstante, todos estos aspectos que implican que la UE no pueda considerarse un Estado por si misma implican que también afectan a todos sus Estados miembros de forma recíproca. Se puede afirmar que los estos miembros de la UE han dejado de ser Estados nacionales autónomos. Con ello, la UE se convierte en un Estado transnacional, una nueva forma de dominación que cumple con las características de un Estado, en su caso, de un Estado multinivel.

        Las características más importantes de este Estado Multinivel  que representa la UE serían las siguientes:

            -El estado territorial no queda disuelto pero sí integrado en un organigrama que combina formas organizativas y territoriales de -geometría variable-.

            -Está constituido por diferentes naciones de ciudadanos. Junto a la ciudadania estatal aparece una transnacional.

            -Las funciones del Estado-nación son asignadas solo parcialmente y se comparten con el Estado transnacional.

            -Es constitucional en sentido formal. Sus unidades constituyentes son estados democráticos constitucionales modernos que cumplen dicha función.

            -La democracia se sigue organizando nacionalmente o se complementa con formas transnacionales.

            -La administración no puede definirse mediante el modelo tradicional de burocracia y se basa en los principios organizativos de la Nueva Administración Pública.

     

        Otra cuestión importante para la UE en su forma de Estado Multinivel en Red es el de la legitimidad como Estado. El ejercicio de la autoridad es lo que define la legitimidad del estado. El uso de la autoridad legítima siempre de la regulación de las relaciones entre los gobernados.  La asimetría de la negociación entre actores puede decantar la balanza y variar los acuerdos referentes a la legitimidad del Estado.

        Los fundamentos que han sostenido la legitimidad del estado han sido históricamente: los mandamientos divinos, la autoridad monárquica basada en la religión o la tradición, el derecho natural, el carisma de un líder, las preferencias e intereses colectivos que subyacen a la Constitución y la legislación de la correspondiente unidad política entre otros.

      La legitimación democrática entra  en conflicto con algunas disposiciones. La regla de la mayoría permite la opresión de la minoría. La unanimidad y el consenso permiten la dictadura de las minorías. En estos aspectos, la -teoría de juegos- puede ser de ayuda para entender la mecánica de legitimación de la dominación y del ejercicio del poder.  Sólo la orientación hacia la colectividad hace viable la regla de la mayoría en cuanto que se aceptan sacrificios por el bien común

    Este proceso sería una legitimación en términos de resultados. La garantía del propio Estado constitucional democrático y de los derechos de los gobernados, la libertad y la participación serían incentivos para aceptar la democracia y la colectividad. No obstante, los beneficios han de plantearse inicialmente en le plano individual siempre y cuando estos  no empeoren la situación de nadie y mejoren al menos la de algunos respecto a su situación inicial. Esta característica es también apreciable desde mi opinión en la teoría de la Justicia Social de Rawls o en los ideales republicanos clásicos y los vincula a criterios de legitimación orientados al beneficio del criterio de Pareto de la teoría económica.

      Las condiciones del la legitimación del estado, una vez establecidas la de las elecciones de los individuos serían según  Scharpf, F.W., (2005):

·— que los fines de la política sean determinados por las preferencias de los gobernados, pero sólo cuando éstas sean preferencias «esclarecidas» y estén marcadas por un «sentimiento colectivo»;

— que los gobernantes estén capacitados para una acción política eficaz, pero sólo cuando ésta sirva al bien común y se excluya el abuso del poder.”

            En el marco de las democracias, estas requieren de un fundamento normativo convincente (Constitución). La legitimación de esta se basa en al desconfianza y solo sobre esta se le otorga poder al estado. “La legitimidad de una jurisdicción constitucional independiente descansa paradójicamente, por tanto, sobre su vulnerabilidad institucional. Su autoridad es reconocida precisamente porque en caso de conflicto serio no tendría que ser admitida por la política democrática.”Scharpf, F.W., (2005)

            La UE es un caso distinto de legitimación.  La identidad nacional no puede fundamentar ningún tipo de legitimación y ni sus seis miembros fundacionales tiene identidad nacional europea evidente. Reflejo de ello es el desinterés por las elecciones europeas y que sean los partidos nacionales los que se disputen dichas elecciones en términos nacionales. El poder en la UE está totalmente fragmentado y se corresponde  con una estructura política de decisión con múltiples posiciones de veto que divide el poder de manera extrema. Además los votantes no se pueden pedir responsabilidades a la UE, la protesta política se dirige contra el gobierno nacional Este puede afrontar esa responsabilidad y defender la UE . En caso de que los gobiernos nacionales rechazaran, por el contrario, asumir la responsabilidad por una política de la UE no aprobada por ellos y daría a entender que hay déficit democrático europeo en términos de proceso y se socavaría la legitimación de la Unión en su conjunto.

            La UE por lo tanto no puede estar legitimada en términos de proceso. Ni sus instituciones ni los resultados de sus decisiones ni su capacidad legislativa lo permiten. En términos de resultado, la incapacidad legislativa y el escaso poder de maniobra con políticas basadas en el consenso y con una amplia capacidad de veto por los estados impiden que en términos de resultados la legitimación de la UE sea también satisfactoria. No obstante, la capacidad de resolución de problemas de las instituciones «políticas» de la Unión está en principio limitada a soluciones que no perjudiquen a intereses políticos delicados ni a las preferencias de los grupos de peso en los Estados miembros con lo que si mantendrían la premisa del status quo. No obstante, en el caso de los estados que entraron acordando unas medidas de ingreso diferentes a las del resto de la unión, este aspecto si sería contrario a la legitimación en términos de proceso y resultado en cuanto que ambos se ven alterados respecto al resto de Estados.


            En el plano internacional la legitimidad de la UE proviene del papel internacional que tienen los Estados nacionales mediante la firma de acuerdos internacionales o bien en la capacidad superior de ciertos Estados. Además como dice Scharpf, F.W., (2005) Los sacrificios especiales y la redistribución no compensados quedarían, por tanto, en principio descartados (Scharpf, 2000b). Bajo el supuesto de una búsqueda racional y egoísta de los intereses nacionales y dada la extrema heterogeneidad de las preferencias e intereses nacionales, las negociaciones internacionales tampoco ofrecerían en muchos casos soluciones satisfactorias a aquellos problemas que no se pueden afrontar a nivel nacional —desde el cambio climático global, pasando por la competencia fiscal y salarial hasta la migración de la pobreza y el terrorismo globales—.  Desde una perspectiva puramente basada en el resultado, estas barreras parecerían insalvables. Las soluciones efectivas  dependerían aquí también de los argumentos de legitimación en términos de proceso si se buscan. Sólo los propios ciudadanos, y no sus representantes, podrían legitimar una redistribución forzosa o la exigencia de sacrificios no compensados.”

            Por todos los argumentos anteriores se puede decir que los esfuerzos de construcción de una identidad el Estado-nación  europeo se han mostrado ineficaces para la UE. Los discursos políticos nacionales son aun de gran relevancia Incluso la solidaridad europea responde a idiosincrasias nacionales más que al espíritu de la unión.  En cualquier caso  la legitimidad de la acción política en el plano internacional seguirá dependiendo  del Estado-nación.

          Como conclusión Scharpf, F.W., (2005) afirma “desde una perspectiva centrada en los resultados, existe un trade-off simétrico: los sistemas que concentran el poder son más capaces de acción política y con ello potencialmente más capaces de resolver problemas cuando una política orientada al bien común exija una desviación del statu quo, mientras que los sistemas que dividen el poder tienen especiales dificultades precisamente para conseguir eso. Sus múltiples posiciones de veto facilitan, sin embargo, los controles del poder político, mientras que los sistemas políticos que concentran el poder son dependientes para ello en primer lugar de la opinión pública y de la reacción de los votantes. Menos simétrica parece, por el contrario, la situación desde la legitimación en términos de proceso: cuanto más arraigados en la Constitución están los checks and balances que dividen el poder, más débil es la fuerza legitimadora del canal unitario de formación de la voluntad política, pues tanto el mecanismo de sanción electoral como la fuerza de convicción del discurso político se debilitan con la difusión de la responsabilidad política y la cacofonía de los argumentos de los gobernantes. La legitimación en términos de proceso en los sistemas políticos que dividen el poder depende por ello en mayor medida de los canales particulares y de los argumentos —normativamente más bien problemáticos— de una teoría pluralista de la democracia.”


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