Ante la caída del buque dorado
se agita la piel,
-escalofrío-
y tan atenta la mirada
que ocultando el recuerdo
solo vislumbra sin-ser,
la nada.
Ha llegado la noche y con ella
las verdades.
Ya sale el lucero
y mil lagrimas de Caos.
Ya está seca la tierra
necesitada de llantos.
Ya marchitan las flores
del pasado.
-¿Y tú quién eres?-
pregunta el canto de sirenas
blancas de Tramuntana.
-yo soy cada instante
hijo forzoso del pasado,
Saturno enfurecido de futuro-.
Y se despidió de Eolo,
de Osiris, de Neptuno de Marte,
y dejó el viento que cantan la sirenas,
Así huyó del Sol, del mar y de la guerra.
Allí estaba, sí,
con manos de tierra y sangre
ante el agujero del olvido,
la muerte y la resurrección,
más allá del retorno,
más aquí que el ahora,
quedando sólo una cosa:
¡el éxodo del alma vieja,
la muerte intempestiva
y el llanto de las sirenas!
Y solo queda una cosa:
seguir la carrera sin meta
dejando en el hueco la nada
y una cabeza y la bala.
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ResponderEliminarExcelente poema David (formalmente y literariamente). Pero opino que es tan espantoso concebir que la multiplicidad no es reducible a la unidad como que sí lo es a la nada y a los gusanos.
ResponderEliminarSr.Gómez,dislumbro en sus palabras versadas indicios de un resurrecto David Gómez Cejudo.Ha regresado ese espiritu de gusanos,carne podrida,desgarros de carne fresca...Quizás estaba usted durmiendo la siesta en un prado de amapolas y al alzar su mirada adivino en el horizonte una tempestad.Y en lugar de resguardarse,con paso firme se dirigió a la misma,dejando se llevar por su furia.Se encuentra usted agusto en esa tesitura,sin embargo,sabe que debe estar alerta a esos demonios.Un saludo.
ResponderEliminarSr. Anónimo, sus palabras me suenan enormemente. El recuerdo me trae aromas juveniles en su estilo y sus metáforas me son cercanas hasta tal punto, que evocan en mi memoria ciertos textos, creo escritos por usted. Tal vez me equivoque pero intuyo en su retórica que nos conocemos de hace mucho tiempo, sobre todo, si reconoce de nuevo en mí vísceras y gusanos resurrectos, algo común en mis escritos de esos tiempos. No sé si llamarle Rubén, Óscar, Lorenzo o Pascual. Ramón no creo que sea. Espero que usted corrobore o desmienta este punto.
ResponderEliminarAbooooogaaaadooooo,abooooogaaaaadooooo...Robert de Niro.El cabo del miedo.
ResponderEliminarSí, pero te has casado cobarde!!!!
ResponderEliminarostia Toni, me acosas hasta en mi blog!! jeje ya sé que ha caido un mito, pero nacerá una leyenda jajaja
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