( si a alguien se le ocurre algo para seguir la historia que hable ahora...., Gracias de antemano )
Las consideraciones iniciales ante el aparato eran necesarias en cuanto que las consecuencias no deseadas fruto de un deficiente uso eran impredecibles. Ulrich Beck, un teórico del siglo XX afirmó en un libro “La Sociedad del Riesgo Global” que el necesario crecimiento “ad infinitum” de las sociedades de consumo tiene como consecuencia final el agotamiento de los recursos de la tierra y por consiguiente de la raza humana siempre y cuando no consigamos explotar otros planetas. No se puede crecer constantemente en un traje que no cambia de talla, al final acaba rompiéndose. Esas reflexiones interrumpían constantemente la toma de decisión de Cornelius Lambruceas en la difícil tarea de arrancar o no arrancar el aparato. Por un lado sabía que posiblemente, aunque no estaba del todo seguro, los beneficios que generaría para la humanidad serían infinitamente provechosos, pero a la vez le desconcertaba la idea de los posibles efectos secundarios que tendría el funcionamiento del aparato. Por las noches le asaltaban incesantes dudas sobre lo que hacer. No quería ser un lastre del progreso, que le señalaran con el dedo como a esos fanáticos del siglo XIX que quemaban máquinas y las culpaban de sus males. Pobres ilusos, no sabían lo que se avecinaba. Pêro no saber para que servía el aparato, que función tenía y que cosas realizaría una vez encendido le provocaba mas miedo que curiosidad. Cornelius sabía que seguramente sus miedos eran infundados, que tal maravilla de la técnica debía ser necesariamente provechosa.
Cuando comenzó a elaborar las teorías que le llevaron a la construcción del aparato comprendió que éste consensuaba genialidad e ignorancia en una sola entidad. A medida que avanzaban sus cálculos, las ecuaciones se enrarecían dando resultados inesperados y la teoría adquiría una forma cada vez menos adecuada a las expectativas generadas por la ciencia actual y las corrientes aceptadas por la comunidad científica. Sabía que con lo que sabía no sabía nada de lo que pasaría si construyese el aparato. El proceso teórico se caracterizó por que una cosa le llevaba a varias otras y aunque las leyes de causalidad parecían preservarse, llegaba siempre un punto, pasados tres o cuatro pasos, que la lógica era incapaz de conectar los enunciados y se invalidaba la teoría. Sin embargo, cuando miraba el papel y su conjunto comprendía que todo formaba parte todo y que las implicaciones allí plasmadas preservaban el funcionamiento correcto del aparato. Que funcionase correctamente no implicaba que necesariamente fuese beneficioso.
Cornelius decidió consultar con uno de sus colegas. Phineas Olsen era Gran Maestro de Mecánica Secuencial Molecular. A él se debían todos los avances relacionados con los nuevos procesadores de memoria de las computadoras auto-ejecutables. Phineas era hombre recio, de espaldas anchas y porte seria. El color e su piel resultaba de un pálido sospechoso y artificial que dejaba entrever costumbres escasamente solariegas. Normalmente vestía de vaquero y camisa de la cual resaltaba el alfiler insignia del la Orden de Grandes Maestros que tanto gustaba lucir en todo momento. -La vanidad es un pecado permitido a las élites- solía decirle a Cornelius, -aprende a hacer gala de tu posición, hay que saber venderse, de otra manera nunca subvencionaran tus proyectos-. Cornelius conocía bien el el significado de las palabras de Phineas. En demasiadas ocasiones había observado como proyectos dirigidos por incompetentes y con planteamientos propios del siglo XX recibían mejores créditos de investigación que las de otros científicos e incluso de él mismo por un mala presentación inicial o por falta de carisma de sus investigadores.
Cornelius solía pegar mocos en el traje de Phineas cuando no se daba cuenta, era su pequeña venganza. Phineas y él se conocian desde niños, y aunque el tiempo había jugado en muchas ocasiones al despiste y pasaban largos años sin verse, siempre recuperaban alguno de sus juegos infantiles. Éste era el deporte exclusivo de Cornelius, aferrar a su compañero restos biologicos de su ser para que simepre se llevase algo consigo. Después de tantos años Phineas aun no se había percatado ni una sola vez de la presencia sigilosa de las mucosidades de su amigo.
Otro fugaz sujeto: yo
- David Gómez Cejudo
- Este sujeto al que ahora observo y reconozco en mi mismo, nació en 1978, en una ciudad de provincias de nombre Puertollano, al sur de Ciudad Real, España. Nació a los siete meses de gestación, algo precipitado, como otro espécimen humano más de entre los cuatro mil y cinco mil millones que en ese instante ya existían en la tierra. Inmediatamente después de su nacimiento, miles de seres como él hicieron lo mismo y otros tantos, dejaron de ser hijos de Eros para estrechar la mano de Tánatos. El nombre que decidieron para él fue David, nombre común de la tradición judío-cristiana cuyo significado es 'amado', como la mayoría de los productos del instinto de supervivencia de su especie. Necesario para la perpetuidad de ésta, como todos, se dispuso a emprender su cometido a trompicones: ir contra-natura y no dejar más rastro que el ego. De ese instante hasta el momento no hay mucho que reseñar. Lo que trascienda puede que se lea, o no, en esta página. Lo que no, marchará de esta tierra y ser nada acompañada de gusanos.
martes, 25 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
¿Será la ONU una ONG de gobiernos?
Las Naciones Unidas nacieron en un primer momento como reacción a la 2ª Guerra Mundial, para intentar que no se repitiese, o lo que es lo mismo, que los países con una posición de fuerza no aprovechasen sus ventajas militares y económicas para invadir y destruir otros países y culturas. En la actualidad, como ha ocurrido en toda la historia de la humanidad parece que el potencial económico-militar es decisivo para inclinar las influencias interterritoriales. Alemania era una de esas potencias, al menos en lo militar y a pesar de -Versalles- como lo es actualmente EEUU con la gran diferencia de que los últimos ostentan dicha posición prácticamente en solitario salvo el espejismo de la UE o el hermetismo de China.
Es curioso que en los años treinta los organismos internacionales se limitaban casi exclusivamente a los de tipo económico comercial o los surgidos en La Gran Guerra como la fallida Sociedad de Naciones, embrión de la ONU, que fracasó justamente por que las potencias no querían dejar de tener posiciones ventajosas respecto al resto. Es ciertamente paradójico que esa especie de ausencia de legalidad internacional fue la que de alguna manera propició la alianza de los países que hicieron frente a la Alemania Nazi ante le alarma generalizada a la expansión de estos y sus ideas entre otros motivos mucho menos, digamos, honorables, en los que no nos vamos a detener.
En nuestra época, no obstante, aquella institución salvaguarda y presuntamente leviatánica que debería ser la ONU, su existencia, su configuración, es justamente la que imposibilita una acción de conjunto contra algunos de sus miembros que no respetan ni los acuerdos de la propia ONU, ni acuerdos de tipo internacional como la Convención de Ginebra, a saber, EEUU y sus aliados, especialmente Israel (irónico ¿no?). Si la ONU hiciese gala real de su función, para lo que se supone que nació debería haber parado los pies a EEUU hace mucho tiempo, posiblemente con Afganistán, pero clara, escandalosa y estrepitosamente respecto a la 2ª guerra de Irak (sin mencionar etapas anteriores como la de la Escuela de las Américas), en la que destruye un país sin motivo alguno y en la cual, ante la tozudez de EEUU la ONU debería haber reunido una coalición de países para frenar sus esquizofrénicas pretensiones al igual que se hizo en el 39 ante la invasión injustificada de Polonia (me pregunto ¿que diferencia hay desde el punto de vista legal si la defensa como excusa a quedado desmentida).
La indecisión maniatada e inoperancia de facto y forzada de la ONU han servido indudablemente de precedente y justificación a todos aquellos países que se vean con la posibilidad y la fuerza de actuar, sobre todo aquellos aliados directos de EEUU.
La política internacional es inexistente e inoperante, aunque también es cierto, creo, y más que un creer es un querer, que existe la posibilidad real de una ONU que demuestre para qué vio la luz. Además, parece o empieza a parecer el momento preciso de darle un mayor peso configurándola como un verdadero órgano de gestión y legislación. Esto supondría un claro sacrificio para los estados que debería comenzar con la eliminación de rancios balances de poder y debería continuar otorgándole nuevas atribuciones y competencias que determinen de forma clara y concreta que es y para que sirve la ONU. Esta tarea, que creo acabaría de una vez por todas con sus complejos, debería estar precedida por un marco legal rígido al que deban atenerse todos los países sin ningún tipo de excepción, traba o veto.
En su historia, todas las acciones de importancia de la ONU giran alrededor de su 'consejo de seguridad' el cual consta de unos miembros permanentes de gran poder económico o militar que pesan más, incluso de forma individual que los casi doscientos países restantes. (el porcentaje de reparto de poder resulta abrumador por desigual).
Como he dicho al principio, existe la posibilidad, pero no existe la voluntad. Evidentemente, si se quisiera una ONU fuerte, todos y absolutamente todos los estados deberían consentir enajenar parte de su soberanía en pos de otorgar la fuerza legislativa y ejecutiva suficiente para que la ONU pudiera actuar como un verdadero órgano de gestión internacional. Con la configuración actual, parece que dicha enajenación de poder se da de forma arbitraria respondiendo a esquemas de poder de los que se aprovechan demagógicamente los estados 'chulillos' (en contraposición a los estados 'gamberros' de los que hablaban EEUU) que después sufren de facto aquellos estados con menos 'cara' y respaldo.
Está claro que el papel de la ONU ha sido relevante en procesos de estabilización y observación a lo largo de sus 61 años de historia, pero también es evidente que todas sus 'misiones' exitosas han estado precedidas por decisiones tan unánimes como evidentes y necesarias en las que todos o casi todos sus miembros estaban de acuerdo. En aquellos casos en los que han surgido ambivalencias por cuestiones de interpretación o interés, han dado origen, por falta de fuerza real de la ONU, a ambiguas actuaciones de algunos de sus miembros tal como ha sucedido en la segunda guerra de Irak, en la que según los EEUU la ONU respaldaba su actuación, mientras que una gran parte de sus miembros pensaban que se vulneraba la legalidad. Ante este hecho la ONU calló, y ya se sabe, quien calla...
Este es simplemente un ejemplo más de los muchos otros en los que curiosamente está implicado EEUU o alguno de sus aliados en el que se aprecia la incapacidad legislativa y ejecutiva de la ONU en casos determinados. He de decir que estas atribuciones (la legal y la ejecutiva) son propias de formas de estado o gobierno y en este caso el lenguaje, el como llamamos a las cosas, resulta ante todo clarificador. La ONU no es ni un estado ni un gobierno o forma de gobierno, ni siquiera es una agrupación de estados con atribuciones claras y delimitadas como podría ser la Unión Europea, es tan solo una institución, y las instituciones ni legislan ni gobiernan más allá de si mismas, solo intervienen en casos concretos, los que establecen sus estatutos, claro está, tras ser aprobados por su ejecutiva, a saber, el estado tesorero, el secretario y los vocales. El presidente en este caso es solo presencial, no tiene derecho a voto.
¿Será la ONU una Organización No Gubernamental (ONG) de gobiernos?
Es curioso que en los años treinta los organismos internacionales se limitaban casi exclusivamente a los de tipo económico comercial o los surgidos en La Gran Guerra como la fallida Sociedad de Naciones, embrión de la ONU, que fracasó justamente por que las potencias no querían dejar de tener posiciones ventajosas respecto al resto. Es ciertamente paradójico que esa especie de ausencia de legalidad internacional fue la que de alguna manera propició la alianza de los países que hicieron frente a la Alemania Nazi ante le alarma generalizada a la expansión de estos y sus ideas entre otros motivos mucho menos, digamos, honorables, en los que no nos vamos a detener.
En nuestra época, no obstante, aquella institución salvaguarda y presuntamente leviatánica que debería ser la ONU, su existencia, su configuración, es justamente la que imposibilita una acción de conjunto contra algunos de sus miembros que no respetan ni los acuerdos de la propia ONU, ni acuerdos de tipo internacional como la Convención de Ginebra, a saber, EEUU y sus aliados, especialmente Israel (irónico ¿no?). Si la ONU hiciese gala real de su función, para lo que se supone que nació debería haber parado los pies a EEUU hace mucho tiempo, posiblemente con Afganistán, pero clara, escandalosa y estrepitosamente respecto a la 2ª guerra de Irak (sin mencionar etapas anteriores como la de la Escuela de las Américas), en la que destruye un país sin motivo alguno y en la cual, ante la tozudez de EEUU la ONU debería haber reunido una coalición de países para frenar sus esquizofrénicas pretensiones al igual que se hizo en el 39 ante la invasión injustificada de Polonia (me pregunto ¿que diferencia hay desde el punto de vista legal si la defensa como excusa a quedado desmentida).
La indecisión maniatada e inoperancia de facto y forzada de la ONU han servido indudablemente de precedente y justificación a todos aquellos países que se vean con la posibilidad y la fuerza de actuar, sobre todo aquellos aliados directos de EEUU.
La política internacional es inexistente e inoperante, aunque también es cierto, creo, y más que un creer es un querer, que existe la posibilidad real de una ONU que demuestre para qué vio la luz. Además, parece o empieza a parecer el momento preciso de darle un mayor peso configurándola como un verdadero órgano de gestión y legislación. Esto supondría un claro sacrificio para los estados que debería comenzar con la eliminación de rancios balances de poder y debería continuar otorgándole nuevas atribuciones y competencias que determinen de forma clara y concreta que es y para que sirve la ONU. Esta tarea, que creo acabaría de una vez por todas con sus complejos, debería estar precedida por un marco legal rígido al que deban atenerse todos los países sin ningún tipo de excepción, traba o veto.
En su historia, todas las acciones de importancia de la ONU giran alrededor de su 'consejo de seguridad' el cual consta de unos miembros permanentes de gran poder económico o militar que pesan más, incluso de forma individual que los casi doscientos países restantes. (el porcentaje de reparto de poder resulta abrumador por desigual).
Como he dicho al principio, existe la posibilidad, pero no existe la voluntad. Evidentemente, si se quisiera una ONU fuerte, todos y absolutamente todos los estados deberían consentir enajenar parte de su soberanía en pos de otorgar la fuerza legislativa y ejecutiva suficiente para que la ONU pudiera actuar como un verdadero órgano de gestión internacional. Con la configuración actual, parece que dicha enajenación de poder se da de forma arbitraria respondiendo a esquemas de poder de los que se aprovechan demagógicamente los estados 'chulillos' (en contraposición a los estados 'gamberros' de los que hablaban EEUU) que después sufren de facto aquellos estados con menos 'cara' y respaldo.
Está claro que el papel de la ONU ha sido relevante en procesos de estabilización y observación a lo largo de sus 61 años de historia, pero también es evidente que todas sus 'misiones' exitosas han estado precedidas por decisiones tan unánimes como evidentes y necesarias en las que todos o casi todos sus miembros estaban de acuerdo. En aquellos casos en los que han surgido ambivalencias por cuestiones de interpretación o interés, han dado origen, por falta de fuerza real de la ONU, a ambiguas actuaciones de algunos de sus miembros tal como ha sucedido en la segunda guerra de Irak, en la que según los EEUU la ONU respaldaba su actuación, mientras que una gran parte de sus miembros pensaban que se vulneraba la legalidad. Ante este hecho la ONU calló, y ya se sabe, quien calla...
Este es simplemente un ejemplo más de los muchos otros en los que curiosamente está implicado EEUU o alguno de sus aliados en el que se aprecia la incapacidad legislativa y ejecutiva de la ONU en casos determinados. He de decir que estas atribuciones (la legal y la ejecutiva) son propias de formas de estado o gobierno y en este caso el lenguaje, el como llamamos a las cosas, resulta ante todo clarificador. La ONU no es ni un estado ni un gobierno o forma de gobierno, ni siquiera es una agrupación de estados con atribuciones claras y delimitadas como podría ser la Unión Europea, es tan solo una institución, y las instituciones ni legislan ni gobiernan más allá de si mismas, solo intervienen en casos concretos, los que establecen sus estatutos, claro está, tras ser aprobados por su ejecutiva, a saber, el estado tesorero, el secretario y los vocales. El presidente en este caso es solo presencial, no tiene derecho a voto.
¿Será la ONU una Organización No Gubernamental (ONG) de gobiernos?
domingo, 9 de mayo de 2010
Pasos Grises
Los camilleros le alzaban en brazos,
a modo de despedida.
Nunca fue nada y nada y nada quiso,
nunca amó a nadie y nadie tuvo.
Su barba anciana, como las calles
que vieron nacer su cuerpo,
tocaba sus manos apoyadas contra la acera
mientras la bilis brotaba de su cara
para caer al suelo.
No le importaban nada ni las prisas
ni el tiempo,
tampoco necesitaba de dinero,
sólo amaba la vida entera, en las calles,
con la escarcha de enero
o el infernal verano
con su saludo de fuego.
No quería coche, ni casa, ni hijo,
ni mujer que le arropara
con los cartones del invierno,
sólo quería oír la poesía del viento
arremolinado en los callejones,
o la dulzura de un claxon
apretado con odio y miedo,
o el cantar de las marujas que van al super,
o la timidez de una niña sonriendo.
pero se desvaneció todo,
en sus últimos pasos grises
se perdió para siempre,
la vida, la calle,
la serenidad de un hombre sin tiempo,
la voluntad de un alma sabida de vacío
que ha olvidado ya el cielo
sobre aceras de muerte.
sábado, 1 de mayo de 2010
PARTIDOS POLÍTICOS, GRUPOS DE PRESIÓN Y MOVIMIENTOS SOCIALES EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL
Es interesante como los diversos grupos, coaliciones, sindicatos, asociaciones, partidos… han reformulado y reconstruido su relación respecto al estado y han aumentado la dependencia con éste, sobre todo, en lo que se refiere a su propia financiación. La cuarta forma de darse de los partidos políticos en su relación con el estado, el tipo -Cártel- como afirmaban Katz y Mair (ver bibliografía); cartel en el sentido 'Cartel de Medellín, por ejemplo; era un nuevo paradigma de organización partidista que nos ha ilustrado y relacionado las tesis que explican el neocorpoprativismo y como su vinculación necesaria a la concertación y por consiguiente a la financiación estatal, guarda ciertos puntos comunes.
Además, si a ésto le añadimos las estrategias de supervivencia de los partidos que como afirma Maravall (mirar biblografía), puede llevar a éstos a hacer más pragmático su discurso y desideologizar los estratos que se centran en la tarea del mantenimiento y supervivencia del partido, podemos observar como ambas situaciones pueden desencadenar y estar relacionadas con un nuevo modo de darse del actor político: el Político de Negocios (Della Porta: mirar Bibliografía).
De esta forma encontramos varios temas que parecen inicialmente diferentes pero que tienen un nexo común, la supervivencia de un tipo de estructura por sí y para sí. Las estrategias de supervivencia de los partidos-corporaciones-fundaciones-ONGs-empresas-sindicatos, una vez instalados o viviendo en o del poder, deberían pasar idealmente por la relación Principal-Agente. Explica MARAVALL (mirar bibliografía) que esta relación ideal se basa en la percepción de que los gobiernos son receptivos democráticamente a las opiniones de los gobernados y actuaran al respecto para mantenerse en el poder. Eso no es siempre así y esta regla suele verse vulnerada al salvaguardarse de sus acciones impopulares bajo subterfugios de tipo prospectivo o retrospectivo para convencer a los votantes y salvar el cuello a través de varias estrategias como son el carácter inevitable de tales políticas, la promesa de la luz al final del túnel, la oferta de compensaciones en el presente como estrategias persuasivas; y la búsqueda del recelo y la desconfianza en la oposición como estrategia ofensiva. En el corporativismo sindical y asociativo las estrategias de supervivencia han derivado en sistemas oligárquicos que buscan, a través de su relación con el estado y la competencia de cuotas de poder con otros grupos similares, dicha supervivencia, no siendo ya el objetivo final el de las mejoras sociales o el cambio social sino el de la propia posición como grupo dentro de un organigrama de lucha y posicionamiento entre grupos de presión que les empuja a vincularse a un tipo de estructura centralizada y burocratizada que sólo busca la supervivencia en sí y para sí. Es curioso que ambas posturas recuerden a aspectos de cartelización.
Está claro que no podemos hablar de que no existan fines colaterales en partidos políticos y grupos de presión que deriven de la percepción (a la vez también ideal) de partidos de masa, Catch all, o sindicalismos y asociacionismos finalistas (entiendo aquí finalista como grupo u asociación dirigidos a un objetivo final: sea la mejora social, ecológica, vital…). La ideología se ha convertido, de este modo, en un instrumento más de supervivencia del que se puede hacer uso, dependiendo del momento, de forma más o menos intensa. Estos hechos han provocado que tanto partidos políticos como asociaciones, sindicatos o grupos de presión se hayan profesionalizado y haya cambiado paulatinamente el perfil de sus dirigentes y sus estructuras. Los más validos son por consiguiente aquellos que permiten el mantenimiento de la oligarquía. Son más eficaces a la hora de mantener el poder y gestionar los recursos que de sus cuotas se derivan y permiten el fortalecimiento de la organización y la competencia con los otros grupos que desean lo mismo. Ser fieles al programa político, ser -Patriota de Partido- en el caso de los partidos o tomar medidas o decisiones sindicales que pueden ser incluso perjudiciales para los grupos sindicados se ha convertido en una posición que se adopta, o no, pensando en términos de conveniencia organizativa y posibilidad de crecimiento. Tal vez sea osado, pero las estructura de lucha y competencia entre partidos y grupos de poder se asemeja en demasía a la dinámica multinacional del capitalismo avanzado.
No obstante, la poltóloga italiana Della Porta, nos brinda algunas claves que aun pareciendo inconexas dan luz a varias cuestiones. No es mi intención centrarme en las características de partidos y corporaciones si no explicar cómo este cambio ha posibilitado otro hecho, la socialización de la corrupción. Si algo tienen en común las políticas de supervivencia es, como he dicho antes, el cambio del perfil de los gestores y la desideologización de los actores políticos. La consecuencia necesaria es por consiguiente que las personas que se involucran en las estructuras de los partidos buscan otros fines como es el de la propia supervivencia a través de la supervivencia de la estructura, y eso hace más atractivo y menos reprobable la adopción de estrategias, llamémoslas por nostalgia, no convencionales. Lo curioso del hecho no es que se opten por tácticas corruptas que posibiliten el clientelismo y la supervivencia del grupo por el control del voto o se recaude ilegalmente para la propia supervivencia que además implica la del grupo-partido-ong-fundación-empresa-sindicato. Lo curioso es que esa práctica se generaliza, se banaliza y se socializa en el grupo. Está claro que las cloacas han de crecer si se tienen más bocas alimentadas y con necesidades propias.
Que la corrupción se enquiste, no es por consiguiente consecuencia de las malas obras de un actor individual moralmente reprobable, tiene que ver con la estructura del propio modo de darse de la política. En mi caso particular, resido en Baleares, este hecho es algo que ha abofeteado en la cara del ciudadano haciéndole despertar del limbo del progreso económico. Por ello me detengo a analizar este caso.
Ojeando la prensa local, navegando por la red, viendo los noticiarios en televisión o simplemente encendiendo la radio como acompañamiento a la lectura, un cierto compás se ha repetido en el tono de las informaciones que se refieren a la pasada legislatura en que Partido Popular y Unió Mallorquina compartían Govern y Consell. Las sensaciones fueron variando desde que empezó a conocerse la amplitud del los casos de corrupción. Se iniciaron con un cierto desconcierto cuando se empezaron a destapar los primeros. Pasaron a expectación en el nudo de la historia. Culminaron en un estruendoso ¡ya se sabía! ante la imputación del ex presidente de esta comunidad. Anestesiados por la reiteración del golpe, los ciudadanos hemos intentado comprender el cómo y el porqué. Sin entender muy bien lo que pasaba.
En el hilo de la argumentación de Della Porta la pregunta giraría en torno a qué propició tal despropósito. La respuesta no puede ser más contundente y estar relacionada con el cambio de tipo de político tradicional, a ese político de negocios, está directamente relacionado al cambio estructural de corporaciones y partidos que tratan los textos a los que hago referencia en la bibliografía de Maravall y Oliet. La respuesta a tal pregunta es por consiguiente ésta: lo que se hacía se hacía porque era lo normal. Sí, la normalidad, la cotidianidad en los actos, propicia que la conducta se asiente y se convierta en banal. La real Academia de la Lengua define ‘banal’ como: Común, trivial, insustancial. Ya tenemos tronco teórico, y es que, el político gobernante del periodo Matas que provenía de la era Canyellas, uno de los primeros escándalos de corrupción que salpicaron al PP, en demasiadas ocasiones, al igual que los –perros de Paulov- ante los estímulos, se acostumbro al hurto, el mangoneo, el ladroneo y la picaresca. Dejo de lado las enumeraciones largas y tediosas y me detengo en una curiosidad etimológica que es, a lo menos gráfica, a modo de opinión personal y salvando distancias hermenéuticas evidentes:
La palabra -Política- proviene del griego “πολιτικός” (“politikós”), que significa “de los ciudadanos” o “del Estado”. El término “πόλιτες” (“pólites”) o “ciudadanos” hacía referencia a aquellos que se preocupaban por lo público, por el bien común de la ciudad-estado que en la antigua Grecia eran lo mismo. De este modo, todos los asuntos del Estado eran asuntos de todos los ciudadanos, es decir, de los habitantes de la ciudad con poder civil y sobre los que recae, aunque la nomenclatura sea moderna, la "soberanía del estado". Así, los griegos empezaron a llamar a estos temas, los públicos, los de todas y todos, “politikoí”, asuntos
políticos. En oposición, se encuentran aquellas personas que contrariamente a los intereses públicos se dedican a los aspectos puramente personales e intereses privados, los que únicamente se dedicaban o sólo pensaban en lo “ἰδιωτικός” (“idiotikós”) o “lo privado”. Más adelante, a aquellos que lo público no les importaba y sólo pensaban en sí mismos eran llamados “ἰδιώτες” (“idiotes”), que significaba “ciudadanos privados”, o lo que es lo mismo, que solamente atendían a los asuntos propios. Derivando siglos más tarde encontramos nuestra palabra actual “idiota”.
Siguiendo este argumentario en un tono anecdótico y cuasi humorístico si no fuese por la consideración del hecho en sí y visto lo visto en múltiples diarios e informativos, se observa que en las Illes Balears hay nada más y nada menos que unos sesenta cargos públicos, electos y designados por sus partidos, que pareciendo “pólites” en su día eran más bien “idiotes” o son presuntos “idiotes”, que se dedicaban a lo privado cuando deberían servir a lo público. Últimamente en estas islas hemos visto más y más “idiotes” que en gobiernos pretéritos hacían el “idiotikós” con el dinero público o lo que es lo mismo, que utilizaban el dinero de todas y todos los ciudadanos para un uso privado e idiota. Con tanto “idiotes” suelto, uno se pregunta si en los partidos que gobernaban la pasada legislatura no se percataban de los suyos. Tal vez para ellos eso de ser “idiotes” era lo normal, y este es el hecho más característico de la socialización de la corrupción.
Y así volvemos al hilo del argumento inicial. Cuando algo se banaliza, como en este caso y se hace normal para un grupo, partido, corporación o estructura, suele extenderse conductualmente por todo el segmento poblacional que representa el estrato de características similares. En este caso, la enfermedad de la banalización del acopio del dinero público. Lo más llamativo es que los actores de esta corporación para el lucro propio, la financiación irregular del partido y el clientelismo a gran escala, cuando han sido preguntados
por tales hechos han negado que actuaran de forma incorrecta hasta llegar a afirmaciones tan llamativas y descriptivas como la de el sr. Matas diciendo que ese gasto público desmesurado generaba empleo. Pero el gasto público no sólo genera empleo: cohesiona a partidos y corporaciones. El militante y su aportación se han convertido en algo simbólico. La connivencia con el estado y la estado-dependencia los han convertido en maquinarias burocráticas dirigidas a su propia perduración y reproducción. No sé si la historia habrá
muerto tal como pronosticaba Fukuyama, pero lo que sí parece que agonizan son la ideologías.
BIBLIOGRAFÍA:
Katz, Richard y Peter Mair (1995) “Changing models of party organization and party democracy. The emergency of the cartel party”, en Party Politics 1(1
Oliet, A. (2004). Concertación social y estructuración corporativa de la representación de intereses. E A. Oliet, La concertación social en la democracia española: crónica de un difícil intercambio (pp.26-64). Valencia: Tirant lo Blanc.
Maravall, J. M. (2003). Las estrategias de supervivencia política. En J. M. Maravall, El control de los políticos (pp. 13-70). Madrid: Taurus.
Della Porta, D. (2002). Los actores de la corrupción: políticos de negocios en Italia, Gestión y análisis de Políticas Públicas, 21, 23-34 (disponible en http://www.unesco.org/issj/rics149/dellaporta149.htm)
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