Otro fugaz sujeto: yo

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Este sujeto al que ahora observo y reconozco en mi mismo, nació en 1978, en una ciudad de provincias de nombre Puertollano, al sur de Ciudad Real, España. Nació a los siete meses de gestación, algo precipitado, como otro espécimen humano más de entre los cuatro mil y cinco mil millones que en ese instante ya existían en la tierra. Inmediatamente después de su nacimiento, miles de seres como él hicieron lo mismo y otros tantos, dejaron de ser hijos de Eros para estrechar la mano de Tánatos. El nombre que decidieron para él fue David, nombre común de la tradición judío-cristiana cuyo significado es 'amado', como la mayoría de los productos del instinto de supervivencia de su especie. Necesario para la perpetuidad de ésta, como todos, se dispuso a emprender su cometido a trompicones: ir contra-natura y no dejar más rastro que el ego. De ese instante hasta el momento no hay mucho que reseñar. Lo que trascienda puede que se lea, o no, en esta página. Lo que no, marchará de esta tierra y ser nada acompañada de gusanos.

sábado, 22 de mayo de 2010

¿Será la ONU una ONG de gobiernos?

 Las Naciones Unidas nacieron en un primer momento como reacción a la 2ª Guerra Mundial, para intentar que no se repitiese, o lo que es lo mismo, que los países con una posición de fuerza no aprovechasen sus ventajas militares y económicas para invadir y destruir otros países y culturas. En la actualidad, como ha ocurrido en toda la historia de la humanidad parece que el potencial económico-militar es decisivo para inclinar las influencias interterritoriales. Alemania era una de esas potencias, al menos en lo militar y a pesar de -Versalles- como lo es actualmente EEUU con la gran diferencia de que los últimos ostentan dicha posición prácticamente en solitario salvo el espejismo de la UE o el hermetismo de China.

    Es curioso que en los años treinta los organismos internacionales se limitaban casi exclusivamente a los de tipo económico comercial o los surgidos en La Gran Guerra como la fallida Sociedad de Naciones, embrión de la ONU, que fracasó justamente por que las potencias no querían dejar de tener posiciones ventajosas respecto al resto. Es ciertamente paradójico que esa especie de ausencia de legalidad internacional fue la que de alguna manera propició la alianza de los países que hicieron frente a la Alemania Nazi ante le alarma generalizada a la expansión de estos y sus ideas entre otros motivos mucho menos, digamos, honorables, en los que no nos vamos a detener.

    En nuestra época, no obstante, aquella institución salvaguarda y presuntamente leviatánica que debería ser la ONU, su existencia, su configuración, es justamente la que imposibilita una acción de conjunto contra algunos de sus miembros que no respetan ni los acuerdos de la propia ONU, ni acuerdos de tipo internacional como la Convención de Ginebra, a saber, EEUU y sus aliados, especialmente Israel (irónico ¿no?). Si la ONU hiciese gala real de su función, para lo que se supone que nació debería haber parado los pies a EEUU hace mucho tiempo, posiblemente con Afganistán, pero clara, escandalosa y estrepitosamente respecto a la 2ª guerra de Irak (sin mencionar etapas anteriores como la de la Escuela de las Américas), en la que destruye un país sin motivo alguno y en la cual, ante la tozudez de EEUU la ONU debería haber reunido una coalición de países para frenar sus esquizofrénicas pretensiones al igual que se hizo en el 39 ante la invasión injustificada de Polonia (me pregunto ¿que diferencia hay desde el punto de vista legal si la defensa como excusa a quedado desmentida).

    La indecisión maniatada e inoperancia de facto y forzada de la ONU han servido indudablemente de precedente y justificación a todos aquellos países que se vean con la posibilidad y la fuerza de actuar, sobre todo aquellos aliados directos de EEUU.

    La política internacional es inexistente e inoperante, aunque también es cierto, creo, y más que un creer es un querer, que existe la posibilidad real de una ONU que demuestre para qué vio la luz. Además, parece o empieza a parecer el momento preciso de darle un mayor peso configurándola como un verdadero órgano de gestión y legislación. Esto supondría un claro sacrificio para los estados que debería comenzar con la eliminación de rancios balances de poder y debería continuar otorgándole nuevas atribuciones y competencias que determinen de forma clara y concreta que es y para que sirve la ONU. Esta tarea, que creo acabaría de una vez por todas con sus complejos, debería estar precedida por un marco legal rígido al que deban atenerse todos los países sin ningún tipo de excepción, traba o veto.

En su historia, todas las acciones de importancia de la ONU giran alrededor de su 'consejo de seguridad' el cual consta de unos miembros permanentes de gran poder económico o militar que pesan más, incluso de forma individual que los casi doscientos países restantes. (el porcentaje de reparto de poder resulta abrumador por desigual).

Como he dicho al principio, existe la posibilidad, pero no existe la voluntad. Evidentemente, si se quisiera una ONU fuerte, todos y absolutamente todos los estados deberían consentir enajenar parte de su soberanía en pos de otorgar la fuerza legislativa y ejecutiva suficiente para que la ONU pudiera actuar como un verdadero órgano de gestión internacional. Con la configuración actual, parece que dicha enajenación de poder se da de forma arbitraria respondiendo a esquemas de poder de los que se aprovechan demagógicamente los estados 'chulillos' (en contraposición a los estados 'gamberros' de los que hablaban EEUU) que después sufren de facto aquellos estados con menos 'cara' y respaldo.

Está claro que el papel de la ONU ha sido relevante en procesos de estabilización y observación a lo largo de sus 61 años de historia, pero también es evidente que todas sus 'misiones' exitosas han estado precedidas por decisiones tan unánimes como evidentes y necesarias en las que todos o casi todos sus miembros estaban de acuerdo. En aquellos casos en los que han surgido ambivalencias por cuestiones de interpretación o interés, han dado origen, por falta de fuerza real de la ONU, a ambiguas actuaciones de algunos de sus miembros tal como ha sucedido en la segunda guerra de Irak, en la que según los EEUU la ONU respaldaba su actuación, mientras que una gran parte de sus miembros pensaban que se vulneraba la legalidad. Ante este hecho la ONU calló, y ya se sabe, quien calla...

Este es simplemente un ejemplo más de los muchos otros en los que curiosamente está implicado EEUU o alguno de sus aliados en el que se aprecia la incapacidad legislativa y ejecutiva de la ONU en casos determinados. He de decir que estas atribuciones (la legal y la ejecutiva) son propias de formas de estado o gobierno y en este caso el lenguaje, el como llamamos a las cosas, resulta ante todo clarificador. La ONU no es ni un estado ni un gobierno o forma de gobierno, ni siquiera es una agrupación de estados con atribuciones claras y delimitadas como podría ser la Unión Europea, es tan solo una institución, y las instituciones ni legislan ni gobiernan más allá de si mismas, solo intervienen en casos concretos, los que establecen sus estatutos, claro está, tras ser aprobados por su ejecutiva, a saber, el estado tesorero, el secretario y los vocales. El presidente en este caso es solo presencial, no tiene derecho a voto.
¿Será la ONU una Organización No Gubernamental (ONG) de gobiernos?

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